24/8/13

Hasta el rabo, todo es toro (II)



En contra de lo que pudiera parecer, me da la sensación de que D. Javier Fernández-Lasquetty y sus valedores (políticos, económicos y mediáticos) van a iniciar a partir de septiembre un incómodo viacrucis que, tarde o temprano, les llevará al “monte calvario” (de las calaveras) donde, confío, serán política y públicamente crucificados.
Aunque, eso sí, por el camino irán dejando un rastro de destrucción que no tendremos más remedio que reparar a nuestra costa y otro de basura y corrupción que nos veremos obligados a limpiar nosotros mismos.
Digo esto porque aún no ha terminado el mes de agosto y ya se está empezando a alborotar el “gallinero” de la privatización, con denuncias e informaciones que dejan en bastante mal lugar a la consejería y las empresas adjudicatarias.
Ahí dejo algunas de ellas, publicadas esta pasada semana, para quien quiera ir entrando en materia.  
  
Como soy un tanto malpensado no puedo quitarme de la cabeza la sensación de que, quizá, estos “tapados” de HIMA San Pablo (que aparecieron como por ensalmo a última hora) no sean sino los testaferros de los dueños del contenido de las misteriosas bolsas blancas que se depositaron en la calle Las Bóvedas 39-154 de Cartagena  de Indias los días 30 y 31 de agosto de 2008, con ocasión de una discreta excursión (tan discreta que ni siquiera dejó rastro en el registro de los hoteles donde se alojaron) durante un viaje oficial a Bogotá de nuestro hoy presidente autonómico y entonces presidente del Canal de Isabel II.  
Y todo esto sin que hayamos vuelto de las vacaciones, ni los jueces ni los sindicatos (¡ay!, los sindicatos) hayan abierto aún la boca.
Y, para colmo, con la Delegada del Gobierno (y probable futura aspirante a alcaldesa de Madrid) atendida por la Sanidad Pública (que es quien mejor atiende)
Cuento todo esto porque, aunque algunos se marcharon con el mal sabor de boca de las adjudicaciones, pienso que tendrán ocasión de comprobar que perder una, o muchas, batallas no impide ganar finalmente una guerra. Si se mantiene la lucha y, además, uno está de parte de “la razón”
Saludos.   

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