Como el personal ya, más o menos, me conoce, no es
preciso insistir demasiado en mi vastísima incultura (en casi todos los ámbitos
del conocimiento) y mi notable desparpajo para opinar de todo aquello de lo que
apenas entiendo.
En todo caso, como no quiero reclamaciones, ahí queda
dicho.
Bueno; pues, armado de semejante bagaje y siguiendo
mis naturales inclinaciones, me propongo dedicar una serie de mis habituales
monsergas a lo que he titulado “Desmontando mitos”
Esta serie se distingue de “Desconectando las
máquinas de niebla” en que, a diferencia de éstas, que consisten en la tergiversación
pura y dura de los hechos atribuyéndoles exactamente el objetivo o el valor
contrario al que realmente persiguen (perversión del lenguaje), los “mitos” que
me propongo cuestionar son habitualmente opiniones basadas en hechos ciertos, constatables
y cuantificables a los que se atribuyen virtudes indemostradas, inexistentes, o
incluso contrarias al efecto que realmente producen.
El profesor Vicenç Navarro me ha dado el pié para
este primer intento exponiendo su opinión de que las exportaciones no son la
panacea que nos sacará de la trampa en la que las delictivas actuaciones de
unos y la irresponsable tolerancia (cuando no connivencia) de otros, nos han
metido.
No me extiendo más.
Simplemente digo (más bien advierto) que a nuestro
infeliz país pretenden sacarlo de la “crisis” (el saqueo) a base de la “competitividad”
(maldita palabra que se olvida de las personas y sus derechos) de los salarios,
para que aumentemos nuestras exportaciones.
Y nosotros, en general, aplaudimos.
Aunque, en mi opinión y la de algunas otras gentes, muy
probablemente, ese camino sea el del matadero, o el de la miseria de las
personas.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario