E intuyo (ingenuo de mí, otra vez) la llegada de
una leve brisa por el lado de “estribor” que nos permitirá sacudirnos la
sensación de impotencia y el consiguiente desánimo en el que mucha gente se
encuentra sumida dando por sentado que “nada tendrá remedio”, que “las cosas
son como son”, que “mañana será peor que hoy” y muchas más expresiones de pesimismo, resignación y derrota que oigo a diario en mi entorno próximo.
Por esa razón (ingenuo de mí, una vez más) me martillea
en la mollera la expresión que da título a este texto “El muro se agrieta”
Son muchos los indicios y por eso habré de irlos desgranando en pequeñas “diócesis”, (que diría mi amigo Ignacio).
Por hoy, me limito a resaltar el hecho de que, pese
al aparente optimismo con el pretenden vendernos el pomposamente llamado Nuevo Tratado, lo cierto es que, en contra del éxito
que pregonan (“Sarkozy dice que sólo R. Unido, Hungría, República Checa y Suecia quedan
fuera del nuevo Tratado”), lo han suscrito tan sólo 17 de los 27 países de la
Unión Europea
Y para mayor burla, Francia, cuyo presidente tanto
cacarea, aplaza su ratificación hasta más adelante.
Lo cual, casi con toda certeza, significa que Francia tampoco lo aprobará. Los socialistas ya lo han avisado.
Lo cual, casi con toda certeza, significa que Francia tampoco lo aprobará. Los socialistas ya lo han avisado.
Y si Francia no lo aprueba, estaremos hablando una
vez más de "papel mojado", pese a que algunos países como el nuestro se hayan
anticipado a incluir dichas recetas la mismísima Constitución Española.
Confiemos que el Sr. Rubalcaba, hoy elegido sumo
sacerdote del socialismo patrio, proponga o haga algo distinto de lo que
aplaudió y consintió cuando formaba parte del anterior gobierno
Y, también, que encuentre la
manera deshacer aquel vergonzoso entuerto de la modificación de la Constitución
por orden de la banca internacional.
En todo caso:
¡Gracias, Francia! una vez más.
¡Gracias, Francia! una vez más.
Saludos.
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