Hace falta tener la cara muy dura para venir, a estas alturas del año y
con la que está cayendo, con monsergas como las que prácticamente a diario nos larga
este demente del “Cayo Lara” de las narices.
O tener la cara muy dura, o no tener dos dedos de frente.
Porque, vamos a ver, ¿a quién se le ocurre? y ¿a santo de qué? andar
malmetiendo a la gente con ocurrencias tales como que los cargos públicos y las
empresas que reciben dinero público, no puedan cobrar (o pagar a sus directivos y consejeros) los
sueldos y canonjías que se les antoje
No sabe, acaso, este señor que estamos en una sociedad de “libre mercado”
y que “el talento” se paga.
¿No le basta con andar encizañando con el tema de las pensiones y la
bajada de sueldo a los funcionarios?. Que no piense que me voy a olvidar de que,
él, y su partido, se opusieron al recorte de los derechos y la ampliación de
los plazos.
Y no contento con eso, va por ahí enredando, intentando coaccionar a
los empresarios que deciden reservar una parte de los beneficios para despedir
(dejar sin trabajo y sin ingresos) a una parte de la plantilla, “por el bien de
la empresa” que, a medio plazo, se ahorra unos dineritos que bien vendrán para
el dividendo del año próximo y, entretanto, recargan a la seguridad social con
el gasto del seguro de desempleo, con lo que al final terminará ¡por fin!
siendo cierto que no nos podemos permitir semejantes lujos y habrá que volver a
recortar.
Menos mal que nuestro presidente de gobierno, a la postre, ha aprendido
la lección y en el próximo examen en Bruselas, si lleva los deberes bien hechos,
es posible que le den un “notable”.
Por suerte los ciudadanos no somos tontos y no nos tragamos tanta
demagogia.
Y cuando llegue el momento de votar, unos votarán a Paco Camps, por
aquello de que “honra merece el que a los suyos se parece” y otros, conscientes
de la utilidad del voto, ya que no están conformes con lo que hace este
gobierno, se quedarán en casa.
Cualquier cosa antes que votar a personajes de esta calaña que andan
pidiendo que se suban los impuestos, que se nacionalice la banca, que las
empresas con beneficios no puedan despedir a sus trabajadores y que "el mas
tenga, más pague".
¡Hasta ahí podríamos llegar!.
Hago publico llamamiento a la reflexión, no vaya a ser que, entre bromas
y veras, algún ingenuo de esos que mencionaba el iluso del Luis García Montero,
vaya a caer en la tentación de creerse que “otro mundo es posible”
¡Bobos! (y peligrosos)
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