Antaño, un señor (o varios) aportando su
imaginación y su esfuerzo y, habitualmente, con el dinero de otros, se
embarcaba en una “actividad” que, siendo de utilidad social y viniendo a satisfacer
alguna necesidad -material, o inmaterial-, terminaba convirtiendo aquel impulso
inicial en una “empresa”.
Empresa cuyos fundamentos eran el de satisfacer
una necesidad, depender del esfuerzo y el conocimiento de sus trabajadores
(desde el director hasta el mozo de taller) y, también, como consecuencia de lo
anterior “ganar dinero”.
Esos señores eran “empresarios” y, a mi modo de
ver y sin meterme en demasiados matices, gente -en general- respetable, aunque
con una cierta tendencia a la insolidaridad y al clasismo.
Hoy, una empresa de esas características (algunas
quedan) es una antigualla destinada a la extinción.
El orden de los fundamentos se ha invertido:
Lo primero: Es “ganar dinero”
Lo segundo: Es que no se trata tanto de
satisfacer una necesidad como de “vender” (lo que sea), aunque para ello haya
que crear previamente una necesidad inexistente.
Y lo tercero: Es que el éxito y la supervivencia
del “negocio” (ya no estamos hablando de “empresa”) apenas dependerá de la
valía o el trabajo aportados o invertidos sino, fundamentalmente, de la
capacidad de engatusar, comprar o corromper a quienes, desde el poder tienen en
sus manos lo que ayer Ignacio Escolar denominó muy acertadamente el periódico más influyente del
mundo, es decir El Boletín Oficial del Estado (o de donde sea).
Ahí dejo dos enlaces sobre lo que he llamado
“la trastienda” del negocio de la Información, una vez que parece confirmarse
que volvemos, sin pudor, a los tiempos de la “censura previa”
A
continuación me pregunto si D. Miguel Ángel Aguilar, de cuya lucidez no tengo
duda alguna, es víctima, o colaborador vergonzante, de semejantes
comportamientos.
Porque
supongo que, a estas alturas de su vida, no necesitará el sueldo “para comer”.
Por estas y otras razones he decidido (hace
ya algún tiempo) dejar de comprar cotidianamente el diario El País y, desaparecido “Público” de los quioscos, invierto
mi tiempo y mis escasos Euros en apoyar a alguno de los alternativos de papel tipo
“La Marea” o Mongolia y a los digitales de pago voluntario (al que gustosamente
contribuyo).
Y, también, aunque sólo sea por “tocar las narices” (además de que el asunto me interesa) me pienso sentar el próximo domingo por la noche frente al televisor para ver el “Salvados” de la Sexta, dedicado a la privatización de la Sanidad Pública.
Y, también, aunque sólo sea por “tocar las narices” (además de que el asunto me interesa) me pienso sentar el próximo domingo por la noche frente al televisor para ver el “Salvados” de la Sexta, dedicado a la privatización de la Sanidad Pública.
Saludos.
1 comentario:
Ya hemos hablado por aqui de esta inversión de los fundamentos.
Si tras formarte (o tener hablidad natural), tras crear y aportar.
Despues de eso hay gente que va a darte dinero por tu obra y este dinero es superior al invertido inicialmente, es ese momento el idóneo para montar una empresa.
Pero los hay que empiezan la casa por el tejado.
Simil:
- quiero ser deportista.
- ok, muy bien, ¿atleta, futbolista, nadador?
- ¿perdón? deportista del deporte que es sano y es limpio.
- ya, ya ya el deporte está muy bien pero ¿q te gusta y sabes hacer? ¿deportes con balón, de equipo?
- no entiendo, quiero ser deportista.
pues eso.
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