10/8/13

Estoy de acuerdo: Las soluciones son cosa de todos



Escucho ruido de "protagonismos" dentro de Izquierda Unida y no me sorprendo en absoluto, ya que -demasiadas veces- esa ha sido la noticia que los medios de comunicación han amplificado a costa de diluir la información sobre las propuestas y los programas de esa formación.
La diferencia en esta ocasión (y en los últimos tiempos) es que ese “ruido” pese a los valedores mediáticos y el notable número de simpatizantes a quienes les gustaría que se oyera más alto, se está limitando a ser una especie de “música de fondo”. Algo que existe, que puedes apreciar si te esfuerzas en oírlo, pero que no impide escuchar la "melodía".
Este preámbulo viene a cuento de unas recientes declaraciones de D. Cayo Lara en las que se posiciona a favor de que “todas” las decisiones las tomemos “entre todos”, en lugar de fabricar un ídolo (político) y ponernos bajo su protección (política).
Esta opinión choca con la manera de entender la política (y también con sus intereses personales) de determinadas figuras de esa especie de arca de Noé progresista que es el barco de Izquierda Unida, hoy ya convertido en la flotilla de la Izquierda Plural, una vez que algunos de sus tripulantes echaron al agua el “chinchorro” para navegar a su aire pero sin perder las ventajas del barco grande que es el que dispone de despensa, alojamiento, combustible y refugio en caso de tormenta.

Bueno: Pues aunque personalmente ni me va ni me viene esa controversia dado que carezco de voz y voto en ese convento, me permito, desde la perspectiva que me da el mirar desde fuera, posicionarme a favor de la opinión de D. Cayo Lara en la inconveniencia de andar haciendo un casting para designar al “protagonista” de una película que se costea con el trabajo de la gente de “a pié”, que está aún buscando sumar voluntades y que, por tanto, aún no ha escrito el texto definitivo del “guión” (Programa político) aunque el “argumento” esté suficientemente claro.
Tengo un gran respeto (y aprecio) por la persona del juez (para mí, moralmente, lo sigue siendo, e incluso me gustaría que volviera a serlo legalmente) D. Baltasar Garzón Real, pero pienso que no es cosa de que, a estas alturas y medio “en cueros”, que es como realmente está la Izquierda de este país, nos estemos planteando colocarnos el sombrero sin habernos siquiera puesto los zapatos.
Supongo que esta opinión no la compartirán las muchas personas que sistemáticamente se lamentan de la escasa cancha que el PCE e Izquierda Unida les dan a sus figuras más mediáticas. Ayer, Sartorius, López Garrido, Rosa Aguilar, Inés Sabanés, . . . y, hoy, ese entrañable zascandil y persona a todas luces honesta y valiosa que es Gaspar, Llamazares.
Pero creo que uno de los motivos por los que hemos llegado a esta “anemia social” que hoy preside el panorama político español ha sido precisamente el protagonismo asumido por los aparatos de los partidos políticos y nuestra propia estupidez en consentirlo por pereza política y mental.
Y aunque siempre vendrá bien poner al frente a alguien que “sepa explicarse” y “salga bien en las fotos”, la regeneración de la vida política y la democracia pasa necesariamente por la implicación de todos nosotros.
Y, por tanto, porque las decisiones (buenas o malas) las tomemos entre todos.
Ingenuamente creíamos que “estábamos de vuelta” y la triste realidad es que la mayoría aún no había emprendido el camino. Y una mayoría de esa mayoría ni siquiera sabía (ni sabe aún) distinguir el camino hasta “la casa de la abuelita” (demócrata, solidaria y librepensadora) del atajo que lleva directamente a las fauces del "lobo" (neoliberal)       
Parafraseando a los evangelios (que tienen frases aplicables a casi todo) podríamos decir aquello de “la mies es mucha y los segadores pocos” (Lucas 10.2) si nos referimos a la cantidad de cuestiones en las que -quienes nos pretendemos “de izquierdas”-  tenemos que ponernos de acuerdo y la escasa cultura de trabajo cooperativo que tenemos en este país de “hidalgos” que, pese a estar políticamente “ayunos”, nos espolvoreamos migajas (pseudoideológicas) en la pechera antes de salir a la calle.
Tenemos a la vista las Europeas (319 días faltan), tenemos por delante un otoño en que más nos vale movilizarnos antes de que terminen de demoler el edificio (viejo y costroso, pero “rehabilitable” si se le aplica una cirugía severa) y, además, pudiera ocurrir que en mitad de esta tóxica atmósfera social (española, europea y mundial), saltara alguna chispa y se declarara un incendio.
En cualquiera de esas circunstancias será mucho más determinante el entrenamiento de “la tropa” que el diseño del uniforme de los “generales”
Y si alguien leyó hasta aquí, que me lo haga saber y gustosamente le invitaré a un (merecido) café.
Saludos.   

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