Siempre
me ha interesado el asunto de la sostenibilidad energética de nuestra sociedad
(a nivel planetario).
Entre
otras cosas porque, aquí en España, el “mercado energético” (sobre todo el
eléctrico) está controlado por una verdadera cuadrilla de salteadores de
caminos que (con la complicidad de los sucesivos gobiernos) aprovechan nuestra
necesidad para, literalmente, robarnos (a los ciudadanos) y hacerse
inmensamente ricos (ellos, los dueños del “negocio”)
Razón
por la cual, desde que oí hablar de ello, le tengo puesto el ojo encima a esa supuesta
maravilla de la tecnología extractiva denominada “fracking hidráulico” que, a
mi modo de ver, es más o menos equivalente a lo que hacen (cada vez menos
porque las multas son de alivio) esos “pescadores” que tiran un cartucho de
dinamita en la charca de un río y recogen las truchas destripadas por la onda
expansiva.
El
fracking debe ser algo así: Pero “a lo grande” (reviento el planeta y se le
sale el gas).
Por
ese motivo me entretuve en leer esta entrevista que recomiendo a cualquiera que
quiera saber algo sobre este aparente nuevo timo que se nos viene encima.
Lo
que más me ha sorprendido (la barbaridad medioambiental ya la daba por
descontada) es que, por lo visto, el supuesto negocio no es tal negocio, salvo
para quienes lo promueven, lo financian, lo ponen “en marcha” y lo abandonan cuando ya han hecho su agosto.
Algo
así como las tristemente célebres autopistas radiales de Madrid o el fabuloso
negocio de la energía nuclear cuyos escombros tendremos que vigilar y proteger
(a nuestra costa) durante los próximos 25.000 años. ¿existirán Telco (Fukushima), Endesa, o Iberdrola
entonces?
Lo
dicho: recomiendo su lectura (no es muy largo) porque, a partir de ahí, quizá
seamos capaces de formarnos nuestra propia opinión.
¡Que
aproveche! (y distraiga)
Saludos.
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