Nunca me ha gustado eso de “la última oportunidad . . .” porque, casi siempre, suele haber otra, aunque sea en peores condiciones y conseguir lo que sea, conlleve mayor esfuerzo, o tener que reconstruir mañana aquello que hoy pudimos evitar destruir.
Sin embargo, pese a ello, el título de esta carta abierta me parece adecuado y su lectura muy conveniente para casi todos nosotros porque -unos por desconocimiento, otros por hartazgo y la mayoría por desinterés- ignoramos lo que está pasando a quienes, mientras no se solvente este proceso, son nuestros conciudadanos y por tanto, responsabilidad (jurídica y moral) nuestra.
Ahí queda (la carta) para quien quiera leerla.
Saludos.
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