Uno
de los principales objetivos del inmisericorde vapuleo al que el sistema financiero
viene sometiendo a los estados europeos aprovechando el desbarajuste que ellos
mismos provocaron con la creación de activos (dinero) inexistente a base de
certificar como “buenos” los billetes “falsos” de los títulos hipotecarios y
otras trapacerías similares, es el de liquidar los sistemas públicos de
pensiones.
Y,
en la medida en que no puedan eliminarlos del todo, apropiarse de la "gestión" de
sus gigantescos recursos.
No
es un empeño reciente. De hecho llevan décadas intentándolo con la colaboración
de unos medios de comunicación bien engrasados vía publicidad y multitud de “expertos”
(disfrazados de imparciales “intelectuales” de la economía) cuyos intereses
económicos y profesionales están íntimamente ligados a bancos y aseguradoras
que les llenan la despensa y el bolsillo, además de publicarles todos tipo de
teorías y estudios que demuestren que los actuales sistemas públicos de reparto
son insostenibles.
Contra
este ejercito de gigantes pelean, con más voluntad y argumentos que resultados
prácticos, una serie de “caballeros andantes” de la economía cuyas opiniones se
ocultan cuidadosamente por los grandes diarios y programas de televisión y
radio.
No
obstante en los últimos tiempos, harta de engaños, una parte de la ciudadanía
va abriendo los ojos y comienza a interesarse por aquello que “no se cuenta” en
los grandes medios que dejaron de ser “de comunicación” para convertirse en “publicitarios”
(de ideología sustentada en grandes mentiras)
Bueno;
pues el enlace que adjunto viene a desmontar (con argumentos, a mi juicio
sólidos) uno de los grandes mantras (la
insostenibilidad de los sistemas públicos de reparto) que nos vienen recitando desde hace más de
40 años y que, a base de escucharlo, hemos interiorizado como una ley tan
inexorable como la de la gravitación universal, sin percatarnos que forma parte
de una patraña interesada.
No
me extiendo más, ahí queda este artículo del profesor Vicenç Navarro, quien lleva
años (con más voluntad que fortuna) intentando disipar el humo con el que
envuelven las mentiras que nos cuentan para les ayudemos a desmantelar uno de
los sistemas públicos que más ayudan y a la convivencia y la justicia social de los países que nos
autoproclamamos “desarrollados”
Vale
la pena leerlo aunque sólo sea para no andar por ahí diciendo sandeces.
Saludos.
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