Era mi intención,
una vez conocidos los resultados definitivos, el haber elaborado un cuadro
comparativo, provincia a provincia, de la diferencia entre los resultados finales
del pasado día 20 y los que podrían haberse obtenido si Podemos e Izquierda
Unida hubieran presentado una única candidatura “de confluencia”.
Por suerte para mí,
varios diarios ya han hecho ese ejercicio y no tiene sentido el dedicar el tiempo
a averiguar lo que ya se sabe.
Pensé que era muy
probable que la diferencia en escaños rondara la cifra de 20, pero al parecer
tan sólo eran 14 o 15 (Según las fuentes) y no pienso discutir esa cifra.
Dicho esto, paso a
exponer mi opinión sobre este asunto.
Y, tal y como afirmo
en el título de esta reflexión, me invisto con la respetable toga de “ciudadano
de a pie” y, Acuso:
En primer lugar, a
la irresponsabilidad de quienes impidieron la formación de esa candidatura
conjunta.
En segundo lugar, al
narcisismo de esas mismas personas que antepusieron su propia vanidad a la
necesidad de cerrarle el paso a los depredadores y sus posibles aliados
políticos.
En tercer lugar, a la
ingenuidad de esas mismas personas que quisieron creerse los halagos demoscópicos
que, interesadamente, les auguraban unos resultados casi incompatibles con el sentido
común (filtrado a través del embudo de la ley electoral).
Y en cuarto lugar,
a la mala intención y mezquindad política y moral de esas mismas personas que,
muy probablemente, aun siendo conscientes de todo lo anteriormente expuesto y
del daño que podían causarle a quienes deseaban parar los pies al saqueo, la
corrupción y la componenda política, lo dieron por bueno pensando que bien valía
pagar ese precio si con ello se garantizaba la desaparición de un partido que,
teniendo sus mismos objetivos y bastante más capacidad organizativa e historial
de lucha coherente y decente que ellos mismos, les podía hacer sombra.
Esto último es, a
mi juicio, lo más grave.
Porque aunque a
veces no haya más remedio que disculpar la candidez, la inexperiencia (que no
es el caso), o la vanidad de las personas que consideras que reman en tu misma
dirección, no tiene excusa posible el que, siendo conscientes del daño que
causan a todo el colectivo ciudadano que piensa como ellos, lo den por bueno
con tal de garantizarse “el podio” y la posibilidad de aniquilar políticamente a
quienes, antes que ellos, sembraron con su esfuerzo la mayor parte de la
cosecha que, ayer, estaba por recoger y que, en parte, se ha desperdiciado.
Me gustaría añadir
bastantes cosas más, pero tengo la sensación de que la longitud de este texto
ya excede de los 140 caracteres a los que el sistema nos ha acostumbrado, con
el cuento de que lo que no cabe en dicho espacio es que resulta superfluo, o
está “mal contado”.
Felicito a Podemos
por sus 42 escaños (75.964 votos/escaño) y los otros 2.007.381 votos de las “confluencias”
(27 escaños) que -aun no siendo estrictamente “suyos”- han sabido apuntarse como propios.
Felicito también a
UP (IU) por haber podido sobrevivir al ninguneo de todo el sistema incluido el de
quienes debieran haber sido sus compañeros y valedores.
Y hago votos porque,
pese al estúpido despilfarro del pasado día 20, impere la lucidez a la hora de
apostar por sacar adelante una serie de propuestas “de mínimos” como son:
La derogación de la
legislación más indecente, regresiva y represiva. (Laboral, económica y social)
La modificación del
Reglamento Electoral (La Ley, de momento, es inviable reformarla).
Y la recomposición
del patrimonio y la estructura de ingresos de la Seguridad Social que en estos
momentos están gravemente amenazados.
Todo ello únicamente
podrá hacerse (si es que se hace) apoyando a ese PSOE al que muchos de nosotros
jamás hemos votado y del cual públicamente renegamos.
Pero ese es el
favor que le han hecho los dirigentes de Podemos, o (mirándolo de otro modo) la
responsabilidad que han puesto sobre sus hombros.
En mi opinión, las
cuestiones “identitarias” y las grandes decisiones económicas tendrán que
esperar hasta que haya una mayoría suficiente para abordarlas sin facilitar
pretextos para que la más rancia derecha del PSOE, que ya está enseñando bajo
la puerta la pezuña del “sentido de estado” (Blanqueada con la harina “mediática”
de D. Juan Luis Cebrián, el Inmundo y otros medios de (des)información) impida
el acuerdo con el resto de la izquierda.
Y resultaría
saludable que este “cuento” se lo apliquen tanto la Sra. Colau, como D. Oriol
Junqueras y apoyen (o, al menos no, entorpezcan) el proceso de quitarle “el
mango de la sartén” al Partido Popular, si es que pretendemos poder cocinar
algún día algo distinto a la bazofia neoliberal que actualmente nos obligan a
ingerir.
Saludos.
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