Aunque en esta
ocasión, por mi mala organización, no he dispuesto de tiempo para fabricar
ninguno de mis habituales “pseudoanálisis” y augurios (siempre errados) sobre
las próximas elecciones generales, ello
no significa que no me preocupe, e
ilusione (¡Manda narices!) el asunto.
Y por supuesto no
voy a desperdiciar la ocasión de volver a equivocarme en mis vaticinios que,
como en el caso del ciego que “Soñaba que veía”, no suelen ser otra cosa que
las ganas que tengo de ver morder el polvo a los robaperas cínicos, caraduras y
ladrones que han venido utilizando “el poder” para medrar personalmente y
saquear, desprestigiar y destruir las instituciones a cuyo frente les pusimos,
además de hacer la puñeta a sus votantes (Y, también, a quienes no les votamos).
Empezaré por
reconocer que llego al día 20 con la tristeza de comprobar cómo –una vez más-
las gentes que nos reclamamos “progresistas” (ni siquiera digo “de izquierdas”)
hemos sido incapaces de ir de la mano a una contienda cuyas reglas de juego
perjudican a las minorías.
Aunque
sociológicamente fuéramos “mayoría” (cosa que dudo), el hecho de fragmentarnos
en distintas “taifas” nos convierte en “minorías”.
Culpo sobre todo a
quienes dirigen “la orquesta”. Pero también de quienes lo consentimos, no
sancionado esa estúpida conducta.
En todo caso, a
estas alturas, la suerte está prácticamente echada y, afortunadamente, parece
que podrá entrar aire nuevo en el edificio de la Carrera de San Jerónimo (Cuya
dirección postal es, curiosamente, C/ Floridablanca S/N).
Pero no sólo es que
previsiblemente entrará “aire nuevo”, sino que es más que probable que esa
brisa empiece a barrer el hedor de esa especie de “pocilga política” en el que
la mediocridad y apego al cargo de unos desde hace muchos años y, el más reciente,
cinismo, desfachatez e indecencia del partido gobernante en los últimos 4 han
convertido un Parlamento en una especie de “patio del señor Monipodio” donde
cada mañana “se organiza el mal vivir de la ciudad”.
Como no quiero
extenderme en detalles, voy a pasar por alto las sinrazones que nos llevan a la
gente de “a pie” a tener que elegir “entre
papá y mamá” cuando lo que querríamos es
verles a ambos juntos y rodeados de todos los “sobrinos” (EQuo, PUMJ,
Recortes-Cero, Antitaurinos, . . . ).
Pero, pese a tamaña
estupidez, parece que en esta ocasión podemos estar en puertas de quitarle el
mango de la sartén (del gobierno) a la (extrema) derecha económica que con puño
de hierro (Y el beneplácito de la parasitaria industria financiera y el oligopolio
gran-empresarial europeo y patrio) lo viene empuñando desde hace muchos años.
Quiero creerme la “encuesta
prohibida” del “Diari d’Andorra” que encabeza este texto.
Y, aunque reconozco
que quizá sea un tanto optimista, pondré mi granito de arena para intentar materializar
esos resultados (O parecidos).
Si dentro de 48
horas, cuando hagamos el “recuento de daños” los resultados se asemejan mínimamente
a lo que dice ese gráfico tendremos motivo más que sobrado para festejarlo
(pase lo que pase después).
Pongo el acento en tan sólo dos cuestiones:
La primera: Es que
si el Partido Popular no alcanza los 117 diputados (cosa que parece probable)
no podrá bloquear ninguna propuesta que hipotéticamente contara con el respaldo
del resto (Cosa que ciertamente será bastante improblable) como es el caso de
la modificación de la Ley Electoral o la Constitución.
La segunda: Es que
-en ese escenario- el partido Popular y Ciudadanos, incluso en obteniendo el
resultado más alto de sus respectivas horquillas se quedarían en 165 diputados,
muy lejos de los 179 necesarios para la mayoría absoluta que les permitiría
gobernar en coalición o permitiendo alguno de ellos la investidura del otro con
sus votos.
Evidentemente la posible
suma de PSOE, Podemos y Unidad Popular (IU) tampoco alcanzaría dicha mayoría ni
en el mejor escenario posible (se quedarían en 167 escaños); Pero por un lado
ese resultado les colocaría en una buena posición para intentar una investidura
del Sr. Pedro Sánchez (a quien tengo en nula estima) que le permitiría abordar
(con el aliento en el cogote de la izquierda) el desmantelamiento del
desmantelamiento (Valga la redundancia) perpetrado en estos 4 años por D. Mariano
Rajoy y sus secuaces con la inestimable ayuda inicial del propio PSOE.
Que los dioses nos
sean propicios.
Saludos.
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