Eso es lo que he sentido ayer cuando
contemplé esta fotografía.
Y ni siquiera me queda el consuelo de
pensar que mi dolor es del todo limpio y solidario porque se entremezcla con la
imagen de mi nieto que es un personajillo casi idéntico a Aylan, este
pequeño sirio de 3 años (Fotografiado por Nulifer Demir) que nunca despertará de la pesadilla que llevó a sus padres a
intentar salir de la ratonera en que nosotros, los países ricos, hemos
convertido la tierra donde nacieron.
Por razones personales (y
probablemente estúpidas) no suelo incluir periódicos como el ABC, la Razón y el
Mundo entre la prensa que diariamente hojeo en sus versiones digitales.
Los dos primeros por parecerme (editorialmente) meros
panfletos de ultraderecha sin ningún tipo de interés informativo y el último por
el inveterado amarillismo que, a mi juicio, continua impregnando sus páginas
incluso tras la salida de Pedro José Ramírez.
Sin embargo confieso que algunos días
“a la hora (10 minutos) del café de media mañana” suelo hojear el ejemplar de
papel que hay en la cafetería; Porque una cosa es que no me guste ese periódico
y otra muy distinta que no reconozca que en él trabajan periodistas serios y
gente que escribe bien y con tino.
Hoy he leído esta reflexión de Pedro
Simón que quizá nos conviniera leer a todos.
Por si acaso ahí la dejo:
Y mañana viernes, a las 19:00 -quienes
queramos (y podamos)- tendremos ocasión de acudir a mostrar nuestra vergüenza,
dolor e indignación a las puertas del Consejo de Europa (Paseo de la Castellana 46, junto a la
embajada de los EEUU) para que los burócratas que diariamente se llenan la boca y nos machacan
los oídos con buenas y huecas palabras sepan al menos que, no nos representan y,
si este engendro despiadado, insolidario y criminal es Europa, somos bastantes
quienes no querremos pertenecer a ella.
Saludos.
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