Son
muchas, tal vez demasiadas, las cosas que desconocemos del funcionamiento de la
burocracia europea.
Y
supongo que una buena parte de ellas son importantes.
Pero,
como me he propuesto centrarme en el asunto de las próximas elecciones del 25
de junio de 2014 (dentro de 11 meses), voy a ceñirme a intentar aclarar (y
aclararme a mí mismo) algunos de los equívocos más generalizados con respecto a la composición y funcionamiento del Parlamento Europeo.
Uno
de los más notables es la falsa creencia de diversidad ideológica que casi
todos tenemos con respecto a su composición.
De
hecho y aunque todos intuimos que, en general, se trata de un parlamento de
mayoría conservadora, damos por sentado que ese “conservadurismo” tiene el
contrapeso de los grupos políticos, liberales, socialdemócratas, socialistas,
verdes y de “la izquierda”.
Eso
por no hablar de los no adscritos, o los euroescépticos, que suman un total
de 59 diputados (7,82%)
Pues
bien; en mi modesta opinión, ese aura de pluralismo ideológico es un puro
espejismo; y si hacemos bien las cuentas averiguaremos que, en la práctica,
aproximadamente el 90% de los eurodiputados se comportan como empleados
a sueldo de las grandes empresas y del sistema financiero internacional.
Y
ese mismo 90% es partidario de la reducción (cuando no desaparición) de la
participación del sector público (el Estado) en la economía.
Y
ese mismo 90% aplaude, o consiente, las
políticas de transferencia de dinero público a los bancos (quebrados por su
propia irresponsabilidad) cargando la factura a los países, es decir a los
ciudadanos corrientes.
Para
justificar esta opinión propongo estos tres gráficos:
El
primero representa la composición nominal del actual (elecciones de 2009)
parlamento europeo según la denominación de sus respectivos grupos políticos “europeos”.
En
esencia es el mismo gráfico que aporté en mi anterior texto con la salvedad de
que he situado a “los verdes” a la izquierda de “la izquierda”.
Y no lo he hecho porque considere
que sean más de izquierdas, sino para situar gráficamente al grupo de
“socialistas y demócratas” más próximo al “centro”, lugar que (una vez olvidadas
las enseñanzas de D. Pablo Iglesias) resulta más acorde con los postulados de
la “3ª vía”
El segundo gráfico, elimina algunos matices y
refunde los distintos grupos parlamentarios en tres únicos bloques:
Los
“progresistas” (integrado por “los Verdes”, "la Izquierda” y “Socialistas y
Demócratas”).
Los
"conservadores" (integrado por “los Conservadores”, “Populares” y “Liberales y
demócratas”).
Y
conservo el tercer grupo, que he denominado los “No adscritos” (Euroescépticos y No
adscritos) que, aunque en su gran mayoría está formado por xenófobos,
nacionalistas y gentes de extrema derecha, también incluye algunos
especímenes atípicos como el eurodiputado
español por UPyD D. Francisco Sosa Wagner.
Dando
por aceptable esta simplificación, si observamos el gráfico y (con permiso del
Sr. Sosa Wagner) sumamos “Conservadores” y “No adscritos” (que en general son más
de derechas que D. Pelayo) podemos ver
que aproximadamente 2/3 de los diputados del
parlamento europeo son de talante “conservador”, frente a 1/3 de
teóricos “progresistas”.
Esta
clasificación se aproxima más a la realidad y ofrece una visión algo más
matizada de la supuesta “pluralidad” política e ideológica de nuestro
Parlamento Europeo.
“Nuestro”
porque somos nosotros, los ciudadanos, los que hemos votado (a veces con
nuestra abstención) a esos parlamentarios.
Y
“nuestro” porque, nos no guste o no, es en ese Parlamento Europeo donde se
cocinan las leyes y las directivas con las que se legaliza y justifica el
saqueo de los estados nacionales (y sus ciudadanos) para engordar un sistema
financiero irresponsable y parasitario y privatizar todo aquello de lo que no
podamos prescindir (salud, educación, agua, energía, transporte, . . .)y que
resulte rentable.
Pero
yendo un paso más allá (y siempre hablando desde mi personal punto de vista) la
realidad objetiva de “nuestro Parlamento Europeo” es aún mucho peor (para los ciudadanos)
ya que a la mayor de las formaciones (Socialistas y Demócratas) incluidas en el bloque denominado “progresistas”, de
progresista apenas les queda algo más que el nombre.
Me
refiero a “socialdemócratas” y supuestos “socialistas” (como los alemanes y
franceses sin ir más lejos), que, cuando se vota la imposición de una tasa a las
transacciones financieras, o la financiación directa por parte del BCE a los
estados, “no lo ven claro” y con su voto, o su abstención, ayudan a retrasar (o
paralizar) los acuerdos y permiten sacar adelante sus políticas a la Troika.
Y
por eso he fabricado un nuevo gráfico con dos únicos grupos.
En
el primero incluyo a los que califico como “adoradores del libre mercado”, esos
que reforman las constituciones para priorizar el pago de las deudas privadas,
que prohíben endeudarse a los estados (salvo para regalar dinero a los bancos
quebrados).
Y
en el segundo a los que, sin proponer la abolición de la propiedad privada, ni
la nacionalización de la economía, son partidarios de, al menos, poner algún
freno a “los mercados”, la depredación del planeta” y mantener unos mínimos
derechos sociales garantizados por los estados.
Para
no ofender a nadie les he denominado “keynesianos” y “monetaristas” situando en
el primer grupo a “los verdes” y “la Izquierda” y en el segundo a todos los demás.
Este
último es, a efectos prácticos, “la mayoría”
en la que están los partidos que (disciplinadamente), con su voto diario, hacen
posible la extorsión de países como Grecia y Portugal (por no hablar de España).
Los
que bendicen el “riego por inundación” (con dinero público) de los cultivos de
la banca privada mientras se secan los campos de la economía real.
Y
los que consideran que los derechos sociales (que se consiguieron cuando Europa
era más pobre que una rata y salía de la devastación de la 2ª guerra mundial)
resultan hoy “insostenibles” en una Europa con las arterias atascadas de
colesterol (financiero y clínico).
Ahí
queda: O mucho me equivoco, o casi el 90 % de “nuestros” representantes trabaja
contra nosotros.
Contra
nosotros y al dictado de los bancos y grandes empresas que (cuando los
ciudadanos dejemos de pagar su sueldo y sus viajes en 1ª clase) se ocuparán (mañana)
de garantizarles una amable existencia
libre de privaciones y recortes en algún consejo de administración (descansado
y bien remunerado)
Quizá
valga la pena meditar sobre el particular de
aquí al 25 de junio de 2014.
Saludos
Recopilatorio
Elecciones Europeas:
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