Doy por sentado que el próximo día 1º de agosto tendrá lugar (en función
única) una nueva representación del “Retablo de las maravillas”.
En esta ocasión con guión adaptado (supongo) por D.
Pedro Arriola, con D. Mariano Rajoy en el papel de “Chanfalla” (el narrador) y con
Doña Dolores “del Cospedal” como “Chirinos” (la compañera del titiritero).
Aunque se trata de una función largamente
ensayada y representada (y, también, narrada en forma de cuento) a lo largo de los tiempos, esta nueva representación tiene
todos los papeles para convertirse en un clamoroso “éxito”
La historia es sólida (sólo los bastardos e impuros
no serán capaces de ver las “maravillas” que nos presentará el narrador).
El actor principal es un consumado profesional en el
arte de contestar a lo que no se le pregunta (a veces sin necesidad de siquiera
abrir la boca)
La actriz secundaria, aunque algo más torpona, suele
cumplir a la perfección su papel de pararrayos, atrayendo sobre sí las burlas
del público.
Y la “crítica” habrá dispuesto de casi 5 días para componer
(por anticipado) los panegíricos relativos a la “transparencia” y la “valentía”,
de nuestro Presidente de Gobierno.
Quien, sin que nadie se lo pida, ha decidido
comparecer públicamente ante el Parlamento el día 1º de Agosto (lástima no
haber podido hacerlo antes) para dar cumplida información (sobre la imparable
mejora de nuestra economía).
Y, nosotros, el público, no tendremos más remedio
que aplaudir la “representación” (salvo los bastardos como yo que, por falta de
pureza de sangre, no estamos capacitados para ver la grandeza del hombre que
nos gobierna).
Vale: La cosa será así. Pero no pienso indignarme, ni
tampoco lamentarme.
Me sumo al cien por cien a la atinada opinión de D.
Rafael Reig cuya lectura sugiero.
No hace falta ser adivino, ni siquiera “despabilado”,
para percatase de que, a base de hozar en el fango, algunos personajes están, cada
día que pasa, literalmente más y más cubiertos de mierda.
Y las cosas terminan teniendo un límite.
Aunque el Tribunal Supremo se dedique a remendar
virgos con tanta maestría como descaro.
Saludos.
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