Ayer,
a los 104 años de edad, más vivo que lo nunca llegaremos a estar algunos, murió
el Arquitecto Brasileño Oscar Ribeiro
de Almeida de Niemeyer Soares (Oscar Niemeyer).
Salvo
a las gentes del mundo de la arquitectura su nombre no les dirá nada a la gran
mayoría.
Pero
todos guardamos en nuestras retinas las imágenes de la catedral de Brasilia.
Los
edificios del Congreso Nacional Brasileño
O incluso el, mucho más cercano y
reciente (lo proyectó con 101 años cumplidos y lo regaló a la ciudad de Avilés),
Centro Cultural Niemeyer de Avilés.
Edificio
éste que, un mostrenco con corbata, llamado D. Francisco Álvarez-Cascos, estuvo a
punto de “liquidar”, posiblemente porque hería su falta de sensibilidad y buen
gusto.
Oscar
Niemeyer proyectó y construyó mucho (y casi todo muy, muy, bueno), aunque entre
sus colegas no sea especialmente apreciado.
Pero
sobre todo, pese a declararse “pesimista”, fue un notable optimista, amante de
la vida y de la buena vida, coherente con sus ideas y envidia de muchas
personas, entre las que me incluyo.
Ni
siquiera tuvo necesidad de abjurar de su confesa militancia comunista.
Para
quien pudiera tener interés en conocer algo más de este hombre y, también de su
profesor, socio y mentor (Lucio Costa) recomiendo un documental publicado por
la Fundación Caja de Arquitectos, que, en dos excelentes CD’s , hace un ameno,
didáctico y completo repaso de la vida y obra de estos dos notables hombres y
el increíble milagro que supuso la construcción de la ciudad de Brasilia en mitad
de un “secarral” (como lo del pocero de Seseña, pero “en bueno”).
Está
muy bien editado y, el libro-álbum, es una pieza a conservar entre los libros
que uno aprecia.
Saludos.
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