Hace
un par de días, mientras esperaba en una sucursal del banco Santander el turno
para pagar los recibos del IBI y las basuras, no pude evitar enterarme del
dialogo que mantenían una enjoyada señora de edad incierta (pero no de cierta
edad) con una apoderada del banco que le estaba “vendiendo” un Plan de
Pensiones.
Por lo que pude oír (aunque no pretendía “escuchar”),
esta buena señora tenía necesidad de, además de reducir la cuota del IRPF,
garantizar la seguridad de su dinero.
A punto estuve de esperarle a la salida para informarle
de esta media docena de sencillas
cuestiones:
1ª Que la deducción fiscal de hoy se la iban a “comer” con creces las
comisiones del banco en unos pocos años.
2º Que si, como planeaba, pensaba
rescatar en efectivo el importe total al cumplir la edad reglamentaria, tendría
que pagar un impuesto adicional que la empleada del banco “olvidó mencionarle”
3ª Que aunque el producto que le
ofrecían era “muy conservador” y por tanto “muy seguro”, en ningún caso le
garantizaban que no pudiera perder parte de su valor.
4º Que si ese mismo dinero que
pensaba entregar al banco para que “se lo gestionara” se lo entregaba al Estado
comprando deuda pública a medio plazo, el Estado sin tanta fanfarria ni tanta “gestión”
le iba a pagar una cantidad mayor en intereses que los improbables beneficios
del Plan de Pensiones.
5º Que aunque comprando deuda
pública hoy no iba a deducirse impuestos, tampoco iba a pagarlos en el momento
en que decidiera venderla.
6º Y, sobre todo, que si lo que buscaba era “seguridad”, en mi modesta
opinión, un fondo de pensiones es, a medio plazo, tan poco fiable como el resto
del sistema financiero que desde hace cinco años sobrevive (y medra) a base de
la respiración asistida del dinero público, pero que en algún momento terminará
cayendo y arrastrando a todo su entorno.
Me quede con las ganas de contárselo, pero me
abstuve porque probablemente me hubiera mirado como a un marciano.
Pero lo cuento aquí, porque por lo que veo, son
muchos los incautos que, al calor del fin de año, vuelven a cometer la
estupidez (a mi juicio) de seguir engordando con sus ahorros los bolsillos de
los gestores y las cuentas de los bancos, además de arriesgarse a que cualquier
día les den un disgusto.
Por si alguno se incorporó tarde a esta “serie” dejo
los enlaces anteriores y otros de parecida temática.
Saludos.
Recopilatorio sobre Pensiones
Saludos.
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