Creo
que siempre he sido contrario a esquematizar y eliminar los medios tonos.
De
hecho, se me reprocha el ser excesivamente equidistante, indulgente y bien
pensado con respecto a muchas gentes y conductas.
Sin
embargo, en esta última semana, ando un tanto soliviantado comprobando como
muchas personas indudablemente honestas están nadando y guardando la ropa para que
nadie les pueda acusar de ser cómplices del Sr. Bachar al Asad.
Y
sin embargo, ni son ciegas, ni tampoco carecen de unas mínimas entendederas.
Simplemente
no quieren que les ubiquen políticamente porque pretenden darnos a entender que
están de vuelta y que a ellos nadie les “utiliza”.
Y
así, mientras hora tras hora se va fraguando una nueva agresión por parte de una
supuesta “comunidad internacional” (formada por diez países directamente
interesados en el “negocio”), estas personas -tan estrictas a la hora de exigir
pruebas de pedigrí democrático a Bolivia, Cuba, Ecuador o Venezuela- dan por
sentadas las afirmaciones de Francia, Inglaterra, EEUU, Israel, Jordania, Arabia
Saudí y Qatar sobre la autoría del ataque con gas neurotóxico en los
alrededores de Damasco.
Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no
nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso
silencio de las buenas personas (M. Luther King).
Pero,
entonces, para muchos infelices, será demasiado tarde.
Por
eso invito a leer un par de artículos de dos solventes periodistas que, en lugar de sumarse acríticamente al
aplauso de esta próxima agresión, razonan sus opiniones, o exponen su
perplejidad.
Y,
de paso, y a eso me refería en el título, es conveniente que tomemos nota de la
postura oficial de los distintos partidos políticos, para que podamos valorar
las diferencias entre “unos” y “otros”.
Me limito al “careo” de los dos
(supuestamente “de izquierdas”) que se han pronunciado. Porque lo cierto es que
se echa en falta la opinión de algún otro. (Aunque eso es en cierto modo otra
forma de “pronunciarse”)
Yo,
aún a riesgo de equivocarme, lo tengo meridianamente claro:
¡NO
a la agresión!
Saludos.
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