Un
servidor, cuya ignorancia de casi todo, además de profunda y extensa, está -como
dirían algunos- sólidamente cimentada, anda cambiando repetidamente de carril
en este asunto de la ecología, en función de las “señales” (informativas) que va viendo a su
paso; Pero sin estar en absoluto seguro de lo que dice el “código de la
circulación de la sostenibilidad” (si es que tal cosa existe).
Así,
hay días en que me despierto inclinado por el “decrecimiento” puro y duro, en
tanto que otros me siento más identificado con el “desarrollo sostenible”.
Son
las secuelas de la ignorancia y la mala educación (instrucción cívica) que uno
recibió.
Pero,
mira por donde, esta mañana, he topado con un artículo del Profesor Vicenç
Navarro, cuyos conocimientos, aparte de profundos y extensos, parecen estar sólidamente
cimentados (y sobradamente acreditados), en el que, además de hacer un breve repaso
histórico de las dos corrientes de pensamiento, expone algunas consideraciones
que, a mí, me parece que pueden servirle de brújula a cualquiera a la hora de formarse
su propia opinión al respecto.
Coincido
con él en que: “ni blanco, ni negro”, sino más bien una razonable selección de actitudes
de una y otra, digamos, “escuela de pensamiento”.
Evidentemente
algunos de nosotros tenemos que decrecer, de todo lo que es exceso, o
prescindible. Sobre todo si el planeta tierra (y el sol) no pueden garantizarlo
para todos eternamente.
Y,
simultáneamente "el sistema" tiene que crecer para conseguir que mucha gente (quizá el 75
% de la humanidad) tenga acceso a derechos, servicios y bienes que nosotros ya
tenemos, que son medioambientalmente sostenibles y que, en unos casos son
irrenunciables (agua, energía, educación, techo, comunicaciones) y en otros,
manifiestamente deseables (cultura, ocio y tecnología)
Detengo
aquí mi monserga por si alguno siente la curiosidad de echarle un ojo al
susodicho artículo.
En
mi opinión, lo merece.
Saludos.
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