25/3/11

Plantar cara


Quizá me equivoque, como tantas otras veces, pero, en mi impenitente optimismo, quiero creer que se va acercando el momento en el que alguien con dos dedos de frente y el poder suficiente para hacerlo diga ¡BASTA!


Me refiero a parar los pies al sistemático expolio que, con la ayuda y complicidad de nuestros gobernantes, unos por convicción, otros por miedo y otros por mero cálculo electoral, viene perpetrando el sistema “de libre mercado” sobre el común de los ciudadanos.
Sistema de “libre mercado” donde únicamente es libre “el capital”,

Libre de ir de un país a otro sin limitación alguna aunque sea para hundirlo o amenazarlo

Libre de impuestos.

Llibre de refugiarse en paraísos fiscales

Libre de encarecer artificialmente el precio de los alimentos y las materias primas.

Libre de contaminar sin pagar por ello 

y, además, 

Libre de responsabilidad por los desastres que provoca
y

Libre de imponer a los estados y sus ciudadanos la obligación de reponer con su esfuerzo y la pérdida o regresión de sus derechos, los fondos de las arcas que su codicia, irresponsabilidad y rapiña vaciaron.

Lo hicieron en los años 70 con casi todos los países del tercer mundo (y algunos del segundo) y lo volvieron a hacer ayer mismo con los griegos y los irlandeses (los islandeses, algo más vivos, se han librado, en parte, mandando a freír espárragos a su gobierno y a un par de bancos) y ahora mismo el garrote pende sobre la cabeza de nuestros vecinos portugueses.

Mi optimismo (relativo) deriva de las últimas declaraciones del ex primer ministro portugués, José Sócrates, quien, después de comprometerse servilmente, como nuestro propio presidente y el gobierno irlandés, a extorsionar un poco más a sus conciudadanos para cumplir el “mandato” de los grandes patronos europeos (Alemania, Francia e Inglaterra) ha presentado su dimisión ante la negativa (por razones variopintas y un tanto espurias) del parlamento a aprobar una nueva ronda de “recortes”.

Bueno, pues después de tan triste “papelón”, parece que este hombre, ante las amenazas de hundir a su país, ha tenido un arranque de dignidad y, al parecer, ha dicho textualmente en relación con el “rescate” que les quieren imponer  "Voy a mantener la misma determinación en la defensa de mi país para que esto no se produzca [...] Sé lo que significa para los griegos y para los irlandeses, y no deseo eso para mi país" 

 ¡Aleluya, hombre de dios! y, aunque nunca es tarde si la dicha es buena, ya podías haberlo pensado antes.

Porque lo cierto es que, en mi opinión, esas amenazas sólo surten efecto si el amenazado “se arruga” como lo demuestra el hecho de que el Fondo Monetario Internacional fue incapaz de borrar del mapa a Argentina cuando su entonces presidente (el difunto Nestor Kirchner) les hizo un corte de mangas. 

Dijo que no pagaba, y no pagó. 

Y efectivamente Argentina paso un mal rato, pero probablemente mucho menor que si hubiera aceptado el “rescate”. 

Y a la comparación entre Islandia e Irlanda me remito.

Además, la Sra. Merkel y sus compinches debieran andarse con ojo, no vayan a darse un tiro en  su propio pié.

Si tumban a Portugal, a lo peor lo terminamos pagando todos, incluso Alemania, Francia el Reino Unido, ya que el cuento de los rescates consiste en que los ciudadanos de los países más débiles se comprometan a vivir peor en el futuro para evitar la quiebra de sus propios bancos y sobre todo la de los bancos de los paises ricos a los que la codicia, la irresponsabilidad y el robo descarado por parte de sus directivos dejó con el “culo al aire” hace ya 3 años.

Confío en que en las próximas elecciones los portugueses sepan exigir, como hizo Islandia, un referéndum popular para decidir si quieren pagar la factura de las orgías del sistema financiero, o prefieren negarse aún a costa de que les señalen con el dedo.

Me gustaría ver qué pasa si finalmente hacen un corte de mangas al sistema.

Y, pienso que nosotros deberíamos aplicarnos el cuento. 
          

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