Teresa Romero no
es una heroína, es mucho más que eso.
Es un ser humano
solidario.
Es una profesional
responsable.
Es una buena
persona.
Es una mujer lúcida
que sabe deslindar los sentimientos personales de la exigencia de
responsabilidades.
Y, por si ello
fuera poco, es una ciudadana con la decencia y el coraje necesarios para llamar
a las cosas por su nombre y denunciar el sindiós, la incompetencia y el saqueo
al que nuestros malgobernantes y sus burócratas cómplices están sometiendo al
sistema sanitario madrileño (por no hablar del nacional).
Me uno a la alegría
general por su recuperación.
Y sospecho (y
deseo) que su nombre y su voz van a amargarle la existencia a más de un
indeseable.
¡Gracias Teresa! Por
todo.
Saludos.
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