O
al menos a mí así me lo parece.
Pese a nuestro
individualismo.
Pese a nuestra
pereza (mental).
Pese a nuestra
falta de coraje.
Pese a nuestra
falta de cultura (política).
Pese a nuestros
prejuicios (que nos incapacitan para la autocrítica).
Pese a todo ello (y
al miedo al cambio que tenemos los que creemos que aún tenemos algo que perder),
las cosas han llegado a un límite en el que ya no resulta posible seguir
escondiendo la cabeza, o mirando para otro lado.
A estas alturas,
quién más, quién menos, casi todos somos conscientes de haber sido víctimas de
un engaño (ayer) y estar siendo víctimas de un saqueo (hoy).
Y a quienes tenemos
descendientes, aunque por edad podríamos llegar a pensar que a nosotros apenas
nos afectará (suposición que es falsa), se nos debiera caer la cara de
vergüenza si no somos capaces de dar ejemplo a nuestros hijos y las
generaciones que nos siguen.
Por eso, porque creo
que ya la inmensa mayoría de los ciudadanos hemos llegado a la conclusión de
que “nos están meando y nos quieren hacer creer que llueve”, es por lo que entiendo
que, en evitación de males mayores, tenemos que “echarnos al monte”.
Que nadie se
asuste; Un manso como yo no va a proponer levantar barricadas, ni quemar
contenedores, ni tampoco apedrear escaparates.
Mi propuesta es
mucho más ambiciosa:
Estoy pidiendo que volvamos a la calle como hicimos en mayo de hace 3 años para hablar con nuestros vecinos, para quitarnos las legañas de los ojos y para que, pacífica y educadamente, con los pies puestos en el suelo y la cabeza fría, pero con cara de pocos amigos, les enseñemos los dientes a los depredadores y cómplices que nos malgobiernan.
Estoy pidiendo que volvamos a la calle como hicimos en mayo de hace 3 años para hablar con nuestros vecinos, para quitarnos las legañas de los ojos y para que, pacífica y educadamente, con los pies puestos en el suelo y la cabeza fría, pero con cara de pocos amigos, les enseñemos los dientes a los depredadores y cómplices que nos malgobiernan.
Estoy pidiendo que
cambiemos sofá por zapatillas, televisión por lectura, tertulias por
conversación y que, con todo ese bagaje, le dejemos claro al gobierno que “hasta
aquí hemos llegado.”
No estoy hablando
de un día, ni de una convocatoria concreta, estoy hablando de “echar a andar”
Y para quienes
hasta hoy no se lo han planteado, para los que dudan de que ello sea posible,
ahí dejo este artículo de Juan Torres López que abunda en la misma tesis y pone
a disposición de quien quiera leerlo el libro que escribieron Vicenç Navarro,
Alberto Garzón y él mismo.
Libro que, inicialmente, fue censurado por el editor y que, tras su publicación (bastante exitosa) por otra editorial, hoy ofrecen los propios autores gratuitamente en versión digital para que quien tenga dudas sobre la viabilidad del cambio, pueda juzgar por sí mismo.
Libro que, inicialmente, fue censurado por el editor y que, tras su publicación (bastante exitosa) por otra editorial, hoy ofrecen los propios autores gratuitamente en versión digital para que quien tenga dudas sobre la viabilidad del cambio, pueda juzgar por sí mismo.
Ahí queda el enlace
(que incluye también el del libro):
Y perdón por mi
insistencia; Pero lo que no evitemos hoy “por las buenas” podemos vernos abocados
a revertirlo en aun peores condiciones (y de peores maneras).
Saludos.
1 comentario:
He descargado el libro y lo leeré.
Como dije en otra publicación de este mismo blog, me adhiero al boicot propuesto contra Israel. Pero, en mi opinión, es necesario ir más allá. Hay que boicotear al sistema en su conjunto, deshacernos de los hábitos que lo consolidan y desobedecer siempre que sea posible.
Si es cierto que "la única iglesia que ilumina es que arde", más cierto es hoy en día que, la única televisión que informa es la apagada. He ahí un simple punto de partida.
Salud!
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