Aunque
desde el punto de vista legal, los ciudadanos (de momento) poco podremos hacer,
ya que la decisión ha sido legalmente adoptada por quienes tienen la competencia legal, es
importante denunciarlo.
Se trata de un (obsceno) paso más en la
abolición de la Justicia Universal.
Esa que con tan buena fortuna este país
tuvo la decencia y el acierto de poner en marcha con la solicitud de extradición
de Augusto Pinochet y que ha permitido juzgar, aquí y en sus propios países, a
asesinos y torturadores argentinos que de otro modo no hubieran pisado la
cárcel, o hubieran muerto considerados como ciudadanos decentes.
Esa Justicia Universal que obligó a vivir
escondido, hasta su muerte, en su propio país a Ariel Sharon tras ser reclamado por la justicia
belga.
Y, también, a otros muchos depredadores
humanos (árabes, latinoamericanos e incluso estadounidenses) que, aunque nada
tienen que temer en sus respectivos países, no se atreven a cruzar las fronteras
por miedo a ser detenidos.
Y por ello ¡pobre gente! no pueden venir a Europa
a veranear, ni de compras, ni siquiera acudir al concierto de año nuevo a Viena.
Porque esta gentuza, con independencia de
que pueden arrancarle las uñas, o los dientes, a un ser humano sin inmutarse, mientras
se fuman un cigarrillo, son personas sensibles, que aman a los animales y
aprecian el arte como el que más.
Aquí lo dejo.
Simplemente recirculo el
comunicado de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, que me ha enviado
un buen amigo, en el que denuncian este nuevo revolcón que nuestros jueces le
han dado a la Justicia en el lodazal de la venta de derechos humanos a cambio
de la compra de deuda pública.
Esperemos que los partidos medio decentes apoyen
a las víctimas, o suscriban la presentación de los recursos necesarios para intentar
lavar esta nueva afrenta al género humano.
Saludos.
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