Quizá
algunas personas me acusen de malicioso por el título.
Pero,
por lo que conozco del asunto desde hace ya algunos años, me temo que,
lamentablemente, no ando muy descaminado.
Para
quienes no están al tanto (que lamentablemente son demasiados) resumo
brevemente “la historia”.
El
teatro Albéniz -que se ubica, virtualmente, “detrás del reloj de la puerta del sol”- se
inauguró en 1945 con una obra de Alfonso Paso a cuya representación un servidor,
aunque ya es un tanto “viejuno”, no pudo asistir porque aún no había nacido.
Sin
embargo, tras su reconversión como cine, sí que pudo asistir (como niño) en los
años 60 a las sesiones de CINERAMA con películas tan memorables como “La
conquista del Oeste” y sobre todo “2001
una odisea del espacio” (pasando, según creo, por “los 10 mandamientos” y, tal
vez, “Ben-Hur”,
Posteriormente,
alquilado por la Comunidad de Madrid, volvió a reconvertirse en teatro y ofreció
obras tan notables como “Yo Claudio”, “El rey Lear” o “el retablo de las
maravillas”, “Flowers” además de
convertirse en cita obligada para los aficionados con su “Festival de otoño”
que, qué yo sepa, se programó ininterrumpidamente desde (por lo menos) 1999
hasta 2008, con actuaciones de cantantes, o de compañías de danza en una
programación densa y de innegable calidad.
En
ese año (2008), la Comunidad de Madrid, presidida por Doña Esperanza Aguirre, renunció
a ejercer su “derecho de tanteo y retracto” sobre la compraventa del edificio, permitiendo
su venta a un tercero (promotor) cuyo “proyecto” consistía lisa y llanamente en
demolerlo y construir un (otro) centro comercial.
La
cosa no resultó tan sencilla, porque se trataba de un “edificio protegido”.
Y
finalmente el Tribunal Supremo le paró los pies a la Comunidad de Madrid prohibiendo el
derribo y obligándola a tramitar la declaración de del edificio como BIC (Bien
de Interés Cultural)
En
medio de todo ese rifirrafe una serie de profesionales del mundo del teatro y la cultura
montaron la “Plataforma de
Ayuda al teatro Albéniz” cuyos integrantes, con Eva Aladro al frente y más
voluntad que medios, han logrado tenérselas tiesas con la Comunidad de Madrid”
intentando la recuperación del teatro para la ciudad de Madrid como punto de
encuentro y referencia cultural que fue.
Bueno:
Pues el penúltimo capítulo de esta historia ha concluido el pasado día 14 de
mayo con la descarada e impresentable resolución de la Dirección General de Patrimonio
Histórico de la Comunidad de Madrid que, con toda desfachatez, decide “No
declarar Bien de Interés Cultural . .
. “. el edificio.
Algunos
se preguntarán qué tiene todo esto que ver con Doña Esperanza Aguirre; Y, a ese
respecto, mi teoría es que dicha señora no debe andar muy lejos del asunto ya
que el arquitecto del proyecto del fallido centro comercial era un sobrino suyo
que, todo hay que decirlo, sin ser una gran figura, es un profesional muy
solvente, con cierto prestigio y mejor clientela.
Mi
opinión es que en las filas del Partido Popular ya se están notando los vientos
de cambio y algunos próceres están empezando a replegar velas. Pero previamente
quieren dejar las cosas “atadas y bien atadas”.
Y
que Doña Esperanza me perdone por ser tan mal pensado,
El
edificio en la actualidad es propiedad de Kutxabank tras la ejecución
hipotecaria de su anterior dueño cuya empresa suspendió pagos no hace mucho.
En
mi opinión, el partido no ha terminado; Y pese a la burricie y caradura de
nuestros “malgobernantes” (y los funcionarios tiralevitas que les cubren las
espaldas) aún estamos a tiempo de
recuperar el teatro y poder sacar entradas para el “Festival de otoño” de –digamos-
el año 2017.
De
momento, mañana pienso asistir a la concentración que convoca la Plataforma a las 12 del mediodía en la misma puerta del teatro.
Si
resistimos hasta que dentro de 10 meses podamos echar (democráticamente) a
estos depredadores, es muy posible que lo consigamos.
Que
los dioses me oigan.
Saludos.
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