Intentaré
ser breve para que quien se tome la molestia de leer estas líneas no pierda el
tiempo con mis divagaciones y pueda dedicarlo a conocer la opinión de quien
habla con mayor conocimiento de causa.
No
obstante diré que, desde hace ya unos cuantos años, pero sobre todo a raíz del
terremoto de Lehmans Brothers, he venido afirmando ante quien quisiera oírme que
el sistema financiero era un parásito social que, al igual que la “tenia” (o
solitaria), engordaba y se fortalecía a
costa de los nutrientes del “huésped” (¡Ojo!: que “huésped” significa exactamente lo contrario
de lo que solemos suponer) impidiendo a este su normal desarrollo.
Y
tengo que añadir que he sido compasivamente reprendido por mis amigos y
allegados, incluidos algunos, habitualmente lúcidos, profesionales de la economía
que tildaban esa opinión de disparate.
Y
mucho más cuando, abundando en el ejemplo antes mencionado, he dicho que el
paciente, es decir: el sistema productivo, sólo se curará mediante la ingestión
de un fuerte vermífugo que nos haga expulsar ese parásito del cuerpo social. (Nacionalización.
O, al menos, potente banca pública)
Hoy,
para quien quiera leerlo, es el profesor Navarro quien, con datos y mejores
explicaciones, nos abre los ojos y nos alerta de la gravedad de seguir
permitiendo la existencia de ese autentico parásito social que es el actual sistema
financiero.
Ahí
queda:
Saludos.
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