Hace
aproximadamente medio año tuve la osadía de vaticinar que el asunto de
Eurovegas tenía menos porvenir que un espía sordo (Afortunadamente
(sobre Eurovegas) III)
Y
hoy sigo pensando lo mismo; Ese muerto no lo reaniman ni con “Enderezol” (que
dice un muy buen amigo mío).
De
hecho es muy posible que semejante engendro no fuera nunca más allá de un
señuelo para que determinados señores, cercanos al poder, pudieran dar un nuevo
pelotazo urbanístico a base de recalificaciones, revalorización de suelos,
opciones de compra y, si llegaba el caso, expropiaciones, contratos con constructoras
y créditos bancarios (debidamente engrasados con sus correspondientes
comisiones) sin necesidad de poner un solo duro sobre la mesa.
Con
un poco de suerte, el proceso llegaría hasta la urbanización de los terrenos y
la construcción de algún que otro edificio y, cuando el negocio se demostrara
ruinoso, sus promotores ya habrían salido por piernas y además nos tendrían a
los ciudadanos para pagar los platos rotos, como con las autopistas radiales, o
los aeropuertos sin aviones. (porque, supuestamente, no podemos dejar caer a
los bancos).
Hoy
sin embargo, pese a que mantengo mi vaticinio, me ha producido una cierta desazón
el enterarme de que “el rey” (de España) anda metiendo el hocico en el asunto.
“El
Rey interviene en la negociación con Eurovegas: recibirá a Adelson” (El Confidencial, 6-XI-2013)
Evidentemente
Eurovegas no saldrá adelante.
Pero
si semejante señor, tan aficionado a los ”negocios” decide dedicar su atención
a cualquier asunto, me malicio (y que me perdone por malpensado) que es porque
está convencido de que podrá meter la cuchara y sacar algo en limpio para
cuando, inevitablemente, su familia tenga que “mudarse”
O
sea, que no corremos el peligro de que la cosa “cuaje”, pero la factura de los
presentes fuegos artificiales se encarecerá.
El
mantener la “ficción” conviene tanto al Sr Adelson (para hacerse valer en asia),
como a todos los buscavidas que a estas alturas han quedado atrapados (por
culpa de la falta de crédito) en unas opciones de compra de suelo que valen
menos que el papel en el que están escritas.
Y el nombre de rey de España, aunque cada día
más desacreditado, todavía puede darle, temporalmente, algún aliento a la patraña.
Y
digo la de la otra vez: Al menos, a mí, así me lo parece.
Saludos.
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