Tras
la lectura de este artículo de Juan Tortosa, aparte de verme medio retratado
(aún no he tenido que mudarme), me decido a difundirlo ya que me parece muy
didáctica para todos los ingenuos que, pese a la evidencia, quieren creer que
las cosas están cambiando.
Y
también para que no olvidemos el escarnio y la burla que suponen ese tipo de
declaraciones.
Tiene
narices que el amo de un banco quebrado que tan sólo se sostiene (como el
resto) a base de extorsionar a la ciudadanía mediante la constante inyección de
dinero público barato( y a espuertas) para comprar deuda pública, que pagaremos
(cara) los ciudadanos, ese mismo hampón, que pide el despido libre y que se descerraje
la “caja” de la seguridad social para disimular el déficit público, vaya por
ahí sacando pecho para “vender su mercancía”.
Mercancía
que, como el resto de la que vende el sistema financiero, posiblemente
terminará disolviéndose en el aire como los “papelitos” de 2008.
Ahí
queda para aviso de “bien-pensantes” e ingenuos necesitados de creer que “esto”
ya ha acabado.
Saludos.
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