Supongo
que serán escasas las personas con el interés o la paciencia necesarias para
leerse de principio a fin este largo, denso, bien documentado y (a mi juicio) clarividente
artículo en el que, D. Juan Laborda (no confundir con Juan José Laborda), afirma
que “. . . lo peor está por llegar” y a continuación, en un extenso y bien
estructurado texto salpicado de gráficos (en inglés para mi desgracia),
justifica el por qué de dicha afirmación.
Creo
que vale la pena dedicarle el ¼ de hora aproximado
que requiere su lectura.
Pero
como supongo que serán muchos quienes tendrán mejores cosas que hacer, me
limito a informar de lo siguiente:
1 Todas
y cada una de las descripciones de la realidad y la reciente historia económica
que hace son perfectamente constatables y están en nuestra memoria reciente, o
ante nuestras mismas narices.
2 Pone
al descubierto, para los lerdos como yo, que, aunque cada día que pasa estamos
siendo (a la fuerza) más austeros, nuestros gobernantes están aumentado
escandalosamente nuestro endeudamiento (personal).
3
Que
las inmensas cantidades de dinero que aparentemente inyectan los bancos
centrales en la economía (helicótero Bernanke) en ningún momento llegan a la “economía”
y simplemente sirven para transferir la “quiebra” de los grandes bancos y
aseguradoras a los gobiernos (los ciudadanos), quienes sin saberlo (ni
desearlo) somos los dueños de un inmenso montón de humo (financiero) adquirido
a precio astronómico.
4
Que
el proceso, casi inevitablemente, va a terminar mal.
Y que los zurriagazos recibidos (por unos u otros)
hasta el momento con motivo de las anteriores y presentes crisis financieras, burbuja
tecnológica (punto.com), burbuja de las divisas (bath tailandés y tequilazo
mejicano) y burbuja inmobiliaria (EEUU, Irlanda, España, . . .) habrán sido
meras cosquillas comparadas con el bombardeo que nos aguarda.
A
mí, que me considero poco impresionable, me ha dado mala espina.
Y
espero que, desde la política (otra política puesta en práctica por otros
políticos) pueda “rehabilitarse” (a fondo) el edificio (y sustituir a sus
administradores) antes de que colapse (por el abuso) o haya que demolerlo
por presentar daños irreversibles.
Pero
eso no es más que un deseo.
Saludos.
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