A
estas alturas, y con independencia de lo que pueda ocurrir en los próximos
días, parece claro que la nave de la política italiana ha embarrancado.
O
más bien, lo que ha embarrancado es el deseo de cambio de una buena parte de los ciudadanos
italianos que querían liberarse de las imposiciones de la mafia financiero-política
que gobierna a Europa, además perder de vista a un impresentable como D. Silvio
Berlusconi y, de momento, se han quedado "compuestos y sin novio".
Las
malas costumbres y el miedo a perder el sillón, por un lado y el mesianismo y
la falta de flexibilidad por otro, han conseguido convertir en triunfadores a
los dos perdedores de las pasadas elecciones: Silvio Berlusconi y Mario Monti.
Si
a Beppe Grillo le han sobrado altanería y frivolidad, a Pier Luigi Bersani le
han faltado fidelidad a sus principios (y a la palabra dada), coraje (para
defender su apuesta) y generosidad para arriesgarse a fracasar.
Adicionalmente
el joven alcalde de Florencia, Matteo Renzi, ha contribuido a última hora al
apuñalamiento de Bersani (su compañero de partido).
Como
resultado de todo ello, el país vuelve a quedar a expensas del pacto, el
pasteleo, la compraventa de acuerdos (negociación lo llaman) y las
conveniencias de los viejos dinosaurios de la política que llevan 68 años meneándolo
todo para que nada cambie y que nadie les apee del poder.
Ni
siquiera el papel de árbitro del respetable Giorgio Napolitano parece garantía
de que se pueda evitar la vuelta a las andadas.
Veremos
a quien propone como presidente de gobierno. Y veremos si logra “imponerlo”.
Y
si logra imponerlo (que ya es cosa grave) veremos qué margen de maniobra le
queda a dicho infeliz para poder hacer algo de provecho.
En
estas circunstancias quizá lo mejor sea que el nuevo presidente se limite a
conseguir la derogación de la Ley electoral de Berlusconi y, a continuación, volver a
convocar elecciones, sin adoptar entre medias ninguna otra decisión; Ya que las
únicas que le estarían permitidas vendrían dictadas por la Troika y Ángela
Mérkel.
La
cuestión en todo caso será saber qué harán los italianos con el PD y el Movimiento 5 Estrellas que con
tanta estupidez han tirado por la borda la oportunidad de cambio que se les
había puesto en las manos por medio de los votos.
Se
han dado un tiro en el pié y, de paso, nos lo han dado a griegos, portugueses, españoles y el resto de ciudadanos europeos
que estamos hasta las narices del saqueo que están perpetrando.
Incluyo
un enlace a un artículo publicado en eldiario.es que, para los que como yo desconocemos
los entresijos de la política italiana, resulta bastante ilustrativo y
didáctico. (Extenso, pero ameno).
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario