En primer lugar quiero aclarar que este título, lo mismo que
en esta ocasión les cuadra a unos concejales del PP, es y será aplicable a
todos los malos políticos –del color y pelaje político que sean-, falsos
empresarios, corruptores, corruptos y parásitos sociales varios (tesoreros,
yernos, consejeros, banqueros, . . .) que, con motivo de su responsabilidad, connivencia,
o desentendimiento con las distintas tropelías y zaragardadas que en los
últimos tiempos se han convertido en “el pan nuestro de cada día” huyen “como
ratas” de los ciudadanos que les exigen explicaciones.
Resulta un lamentable espectáculo.
Pero no debe ocultarse.
La vergüenza no es el “acoso” de la ciudadanía, sino su falta
de entereza para asumir las culpas (si son propias) u ofrecer las explicaciones
que procedan (si se tienen).
A los truhanes (y sus cómplices materiales e intelectuales),
sean del color que sean, tiene que
terminar ocurriendoles lo que a los genocidas argentinos: Que no puedan vivir,
ni andar, por donde alguien les conozca.
Efectivamente parece que “el miedo está empezando a cambiar
de bando”
Saludos.
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