Tras leer a Luis García Montero tengo que decir que, aparte de coincidir con su opinión, me veo a mí mismo sometido a esa especie de “ducha escocesa” anímica en la que el alma (si tal cosa existe) alterna periodos de esperanza con otros de, cómo dice García Montero, melancolía.
Afortunadamente
(de momento) los primeros son mucho más prolongados que los segundos; Y, además
derivan de la voluntad de no resignarme y de haber superado una gran parte del
miedo, ya que de antemano doy por bien empleados todos los “coscorrones” que vengo recibiendo, en el convencimiento de
que son parte del precio que tengo que pagar por mantener mis propias convicciones.
Los segundos
(los momentos de melancolía) son más esporádicos y se infiltran en las horas de
duerme-vela, o en momentos de reflujo moral tras un esfuerzo no correspondido
por la realidad inmediata.
En mi
opinión vale la pena leerlo, y probablemente también (quien tenga el gusto y sea
capaz) el libro del mismo título de Josep Fontana i Lázaro, un “joven”
historiador (82 años, tan sólo) criado entre libros y, probablemente, más al
día de lo que pasa que muchos de nosotros.
En todo caso
mi reflexión se refiere a que, en mi opinión, el robo de las ilusiones es el más
grave de todos los que nos están infligiendo; porque, perdidas éstas,
desaparecen con ellas las razones para resistir e incluso para vivir.
Yo, con la
ayuda de los míos, intento conservarlas a toda costa.
Saludos.
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