Ayer se ha dado un paso más.
Y, de momento, en la buena
dirección.
El Presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, ha encargado a Pier
Luigi Bersani que intente formar un gobierno.
Y digo “intente” porque no es seguro que pueda lograrlo.
Sin embargo, pese a los malos augurios de los grandes medios
de comunicación y la “desgana” de los organismos europeos, el FMI y Doña Ángela
Merkel, lo mejor que les puede ocurrir a los italianos (y, de rebote, a
nosotros los ciudadanos europeos) es que el Sr. Bersani logre formar un
gobierno “monocolor”, en minoría y con las manos atadas para todo aquello que
sea el obedecer a la Troika y a Alemania en la senda de seguir desmantelando
los derechos ciudadanos, privatizando las empresas y los servicios públicos y
favoreciendo a los bancos.
En contra de lo que quieren hacernos creer, los italianos -que
son muy suyos y bastante amigos de componendas políticas (gobiernos tripartitos,
cuatripartitos y pentapartitos)- en esta ocasión han dejado claro lo que no
quieren.
Y lo que no quieren es Berlusconi (derecha corrupta y
maniobrera, donde las haya).
Y lo que no quieren es Mario Monti (mayordomo de la Troika,
el FMI, Alemania y la banca)
Y lo que no quieren es un gobierno de Centro-Izquierda que
tenga que pactar con ninguno de los dos anteriores.
Por eso los resultados reales (cuyos gráficos escasean tanto
que he tenido que fabricármelos) indican que, hasta que se convoquen unas
nuevas elecciones, la capacidad de decisión únicamente la tienen Pier Luigi
Bersani y Beppe Grillo (juntos).
Algo similar a, si habláramos de España, Izquierda Plural y
el 15-M.
El "caudillo" del 15-M (Movimiento 5 estrellas) ya ha aclarado
que no piensa colaborar, aunque ha matizado que puede apoyar puntualmente
determinadas leyes.
Eso garantiza que, Salvo que Bersani cometiera la estupidez
(y la traición a sus principios) de pactar con Berlusconi, cualquier Ley que se
pretenda promulgar o cualquier iniciativa que se pretenda poner en marcha tiene
que tener el visto bueno del Movimiento 5 estrellas (el 15-M de aquí).
Y eso, en las circunstancias actuales (aunqe parezca poca
cosa) significa poner el freno al proceso de saqueo al que con el cuento de la
austeridad esán sometiendo a los ciudadanos.
Y si no lo hacen demasiado mal, por un lado habrán mandado al
resto de europa la señal de que otra política es posible y, por otro, quizá puedan
hacerlo mejor tras las siguientes elecciones.
De momento nos toca, esperar y ver.
Saludos.
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