Coincidiendo
con la información del descarado comportamiento de D. Juan José Güemes en
relación con la adjudicación de los análisis clínicos (pagados con dinero
público) a unos laboratorios privados (para los que él trabaja), aparece ayer
en “El Plural” otra, de muy distinto carácter, que habla de las razones de su
repentina retirada de la vida política hace un par de años, para pasar
directamente a la empresa privada.
Se
trataría de un caso más de eso que, en los últimos años, se ha denominado el
paso por la “puerta giratoria” que, con gran asiduidad, practican una buena
parte (la más golfa, o la más inconsecuente) de los representantes políticos y
“cargos de confianza” de los partidos políticos mayoritarios (y de alguno de
los no tan mayoritarios).
Pero
en este caso, la información, de ser cierta, añade un par de elementos que
agravan lo que ya, por sí sólo, sería un caso de "mala conducta" moral y política.
Por
un lado, dejando aparte el lado morboso de las condiciones de salud del expresidente
de la Diputación de Castellón, que a estos efectos es un ciudadano más, se
insinúa que D. Juan José Güemes (su yerno) pudo ejercer su influencia como
Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid para lograr situar a su suegro
(D. Carlos Fabra) en un puesto preferente de la lista candidatos a un transplante
de hígado, que finalmente se realizó.
Y,
por otro, se sugiere que un conocido médico de la sanidad madrileña (favorecido
por algunas decisiones del Sr. Güemes) obró el milagro de situar D. Carlos
Fabra en posición preferente de la lista de transplantes, pese a que los médicos
de la sanidad valenciana (su tierra) no lo habían estimado oportuno.
Incluso
llegados hasta este punto, aunque se trataría de un caso de nepotismo; Despreciable,
denunciable y, tal vez, perseguible, seguiríamos moviéndonos dentro del
lamentable lodazal del abuso de poder, que deriva del ejercicio de un cargo
público para obtener un beneficio privado
Sin
embargo a mí,
personalmente, lo que más me preocupa es
que dicho
comportamiento, de resultar ciertos los hechos, afecta a una de las
instituciones más respetadas, dentro y fuera de nuestras fronteras, que es la
ONT (Organización Nacional de Transplantes) que hasta hoy está libre de toda
sospecha de falta de independencia, connivencia con los intereses mercantiles,
favoritismos y cualquier tipo de corruptela..
O
bien a la ONT le han colado un gol, y en ese caso debiera revisar sus
protocolos de actuación, o bien “alguien” desde “dentro” ha permitido que se lo
cuelen. Porque, aparentemente, los facultativos de la Comunidad Valenciana no
encontraron razones para incluir al Sr. Fabra en la lista de candidatos a dicho
transplante.
Quienes defendemos la Sanidad Pública, no debemos transigir con este tipo de
actuaciones y, si resultan ciertas, debemos denunciarlas para poner en la
picota de la vergüenza pública a sus autores y exigir responsabilidades; Si es
posible penales y, si no, por parte de la Comisión de Deontología del Ilustre Colegio
Oficial de Médicos.
Porque
sería vergonzoso dejar pasar un episodio como éste que afecta tanto al buen
nombre de una institución tan respetada y
querida como es la ONT, como al derecho de igualdad que todos los ciudadanos
debemos tener en un asunto tan dramático y delicado como lo es el de los
transplantes.
Supongo
que más de una persona (o su familia) se replantearía realizar una donación de
órganos si pensara que servirían para atender preferentemente a los más
poderosos, influyentes, listos o adinerados, antes que a los más necesitados.
Por
esta razón, y dado que en la información se menciona el nombre de un cirujano
concreto (Dr. D. Enrique
Moreno González) y, maliciosa o acertadamente, se sugiere un mutuo intercambio
de favores entre éste y el Sr. Güemes, sería bienvenida una aclaración por
parte de los susodichos para descartar cualquier sospecha sobre este episodio.
No
conozco al doctor Moreno más allá de lo mucho que han publicado los medios de
comunicación sobre su dilatada experiencia y sus clientes de renombre, pero me
preocupa ver el nombre de un médico que, a lo que parece, aún ejerce en la Sanidad Pública,
ligado a un episodio que, como mínimo, cabría calificar como “poco edificante”.
Por
esa razón, tanto la ONT como el Dr. Moreno y también el Sr. Güemes, harían bien
en disipar cualquier duda al respecto; No vaya a resultar que, bajo la
apariencia de una denuncia a un determinado personaje (El Sr. Güemes), alguien
pudiera estar, interesadamente, apuntando a otros objetivos más “ambiciosos”
Saludos.
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