A causa de mi inveterada costumbre de defender
causas perdidas y políticamente poco “correctas”, me llevo muy de vez en cuando
sonoros pescozones dialécticos propinados por mis amigos, e incluso por mi propia
familia.
Unos y otros me consideran, políticamente hablando,
más próximo al “homo neanderthalensis” que al mucho más moderno y cercano “cro-magnón”
por mi empecinamiento en defender antiguallas tales como la “revolución cubana”,
la nacionalización de la banca, o afirmar que los iraquíes vivían bastante “menos
mal” con aquel tiranuelo llamado Sadam Hussein que en la actualidad.
O, más recientemente: que el destrozo de Siria es
una operación de destrucción política y económica de un país para sustituir a un
gobierno, efectivamente poco edificante desde el punto de vista democrático,
por un caos social y político igual o menos democrático aún, pero complaciente
con los intereses geoestratégicos y económicos de quienes, con una mano lo
financian y con la otra agitan el espantajo de los muertos civiles y el
enfrentamiento étnico-religioso.
Por eso hoy he tenido la satisfacción de que alguien
a quien considero persona respetable, independiente y bastante bien informada,
como es Ignacio Ramonet, dedique unas líneas a defender la actuación del histriónico
presidente de Venezuela D. Hugo Chavez Frías que, previsiblemente, volverá a
ganar las elecciones en ese país. Sin trampa, ni cartón.
Por afirmar cosas parecidas sobre el interfecto
tengo el cogote morado de tanta colleja recibida.
Gracias Sr. Ramonet: Las collejas no me las puedo
quitar, pero la satisfacción que me produce su artículo tampoco me la podrán quitar.
Y a los que se mofan del histrionismo y
peripatetismo de Hugo Chávez, les recomiendo encarecidamente escuchen algún mitin
de D. Henrique Capriles Radonski que es bastante más joven y de “nuestro tiempo”
Saludos.
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