Y
si no que se lo pregunten a los países de Centroamérica y el Cono Sur, a Tailandia,
o a Rusia, por no ir más lejos.
En
todos ellos dichas recetas fueron un éxito absoluto y consiguieron sobradamente
su objetivo.
Otra
cuestión muy distinta es que, muchos de nosotros y de los ciudadanos de esos
países, llegáramos a pensar (ingenuamente) que su propósito era facilitar la resolución
de los problemas financieros derivados del saqueo de anteriores gobernantes o
situaciones calamitosas.
Craso
error.
El FMI es, tal y como le ha definido alguna gente, una especie de “Cobrador
del Frac” al que los gobiernos de los países poderosos recurren para partir las
piernas o el espinazo de los países deudores sin tener que mancharse las manos
de sangre ni agriar la digestión de sus “clases medias biempensantes”.
Y
lo hace mediante el sibilino procedimiento de, primero prometer prestar una
determinada cantidad de dinero (que por supuesto deberá utilizarse
exclusivamente para pagar deudas anteriores) con la condición de recortar los
derechos laborales y económicos y privatizar todo aquello que pueda producir
algún beneficio para, a continuación una vez que el infeliz país (llamémosle Grecia,
por ejemplo) ha firmado y rebajado los sueldos y las pensiones, poner nuevas
condiciones antes de desembolsar el resto del préstamo que misteriosamente
nunca llegó a hacerse efectivo en su totalidad.
Esa
receta ha funcionado siempre, salvo en las escasas ocasiones en que
determinados países (Argentina, Bolivia, Ecuador, . . .) rompieron la baraja.
Así
que ¡mucho ojito! que si el FMI dice que nos va a ir mal, nos irá mal; porque
el FMI rara vez se equivoca y pondrá todos los medios para que nos vaya mal.
A
mí, como soy un iluso, me gustaría salir a la calle con muchísimos de mis
paisanos para corear el bonito eslogan de los portugueses “Al diablo con la
Troika” al que añadiría el de “no debemos, no pagamos”.
Pero
hacerlo no como un juego, sino presionando tanto al gobierno que no tuviera más
remedio que debatirlo en el Congreso.
Lograrían
bloquearlo, seguro.
Pero
tendríamos un indicador más para, en su momento, saber hacia quienes orientamos
nuestro voto.
Que
todo llegará. Y quizá más pronto que tarde.
Saludos.
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