Hola:
Los
que ya tenemos una cierta edad, si aún
conservamos medianamente la memoria, recordamos unos libros que nos acompañaron
a lo largo de toda la “enseñanza elemental” (algo así como la ESO, o lo que haya
ahora) que en el fondo eran poco más o menos como una mezcla de cultura general
y Educación para la Ciudadanía.
Tenían,
y en general obtenían, el loable propósito de estimular el hábito y la
destreza en la lectura, aportar unas pinceladas de conocimientos, dispersos y no
específicos, y distraer al personal. “Deleita a la vez que instruye” que dice un
muy buen amigo mío.
Bueno
pues, aparte de para llamar la atención, he tomado ese título prestado porque se
ajusta bastante al propósito de esta misiva.
En vísperas del fin de semana no quiero
extenderme en mis farragosas explicaciones, pero por otro lado, para el incauto
que tenga a bien fiarse de mis manías, dejo a mano media docena (corridita) de textos
que han llamado mi atención y que, al igual que las Lecturas Graduadas de mi niñez,
aunque no nos harán sabios, quizá nos distraigan y nos aporten algún elemento
de juicio, de interés.
Ahí quedan:
Ejemplo
palmario, escenificado por nuestra zarzuelera Presidenta Regional, de cómo,
cuanto más ignorante es uno, con más aplomo se pronuncia.
¡Aleluya,
Aleluyah!, al final va resultar que sí, que se puede y que no se hunde el mundo
por ello. Cosas veredes, hermano Sancho.
No
es que apetezca, aunque según van rodando las cosas es una propuesta a tener en
cuenta. Pero no para hacer alarde, sino para, si no hay más remedio y nos
encarecen “la cuota”, empuñar el picaporte y salir del Club.
Nuevas
reflexiones y puntos de vista sobre un tema en el que, tras las sistemáticas collejas
recibidas, prefiero no insistir.
Correspondería
a la serie “Desconectando las máquinas
de niebla. Pero no hay que abusar.
Prueba
palpable e incontestable de la eficacia de “lo privado” frente a lo “público”.
Tras
haberse forrado algunos, comprando terrenos (baratos), expropiando (a precios no
tan baratos), construyendo (a precio de oro) y financiando (una fantasía); ahora,
los irresponsables contribuyentes que vivimos por encima de nuestras
posibilidades, nos haremos cargo del desaguisado.
Porque “los bancos no pueden quebrar” y “las empresas no están para
perder dinero”. Liberalismo en estado puro, vamos.
Aunque
el “denunciante” es persona para echar de comer aparte, ni le falta olfato, ni
le falta razón.
No es prudencia, ni generosidad
lo que les guía, sino mero temblor de piernas. Veremos cómo acaba esto.
Saludos.
Y
los ilusos y diletantes como un servidor, que vayan anotando la fecha del
sábado 15 de Septiembre, para echar un rato por la mañana haciendo el canelo
junto a los Sindicatos, los Partidos y demás lumpen social.
Buen fin de semana.
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