Hola
Uno
de los inconvenientes que tiene el uso desconsiderado y abusivo del “poder” es
la deslegitimación de la “autoridad” de quien lo ejerce.
Y
eso es lo que, a mi modo de ver, les está pasando, a nuestro gobierno aquí; y a
los poderes fácticos en todo el “mundo rico”
Ese
probablemente sea el problema más grave, ya que, una vez perdidas la autoridad
moral y la capacidad de convencer solo queda el ejercicio de la fuerza.
Pero
otro de los inconvenientes, quizá conceptual y moralmente menos grave, pero
mucho más enojoso y desestabilizador a efectos prácticos, es que, en ausencia
de autoridad (legítima), diálogo y búsqueda de soluciones (reales y para los
ciudadanos) y ante la necesidad material pura y dura, se produce la
legitimación de comportamientos a todas luces indeseables.
Lo
digo porque, aunque estoy convencido de que casi todos padecemos un temor
reverencial por el respeto a la “propiedad privada”, pienso que seremos muchos
los que, como yo, nos negaremos a condenar actuaciones como la que esta mañana
han llevado a cabo determinadas personas surtiéndose “a las bravas” de 10
carros de alimentos “de primera necesidad” en un Mercadona.
Y
mucho menos cuando, a lo que parece, han llevado directamente el condumio a un “comedor
social”.
A
mí no me gusta que las personas nos tomemos la justicia por nuestra mano, pero
desde luego, puestos a elegir entre el derecho de las personas a alimentarse (o
alimentar a sus hijos) y el “derecho de propiedad” de sobre unos alimentos que
sólo se precisan para ganar dinero, creo que la cosa no tiene color.
Y
considero responsable de la tropelía directamente al gobierno que viene asfixiando
a los económicamente más débiles a base de reducir, día tras día, sus ingresos,
sus expectativas de encontrar o conservar un puesto de trabajo y limitar (con perspectiva
de suprimir) los servicios públicos que reequilibran mínimamente la desigualdad
social en las cuestiones más imprescindibles (sanidad, educación y vivienda)
que la propia Constitución reconoce como derechos básicos de las personas, “sin
que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
(art.
14 de la Constitución Española).
Y
todo para salvaguardar los intereses de individuos y entidades a quienes, en
general, el dinero les sale por las orejas y ha sido ganado las más de las
veces con el sudor de la frente de quienes menos tienen.
Lo
dicho: mal vamos y me disgusta y preocupa el cariz que están tomando los
acontecimientos.
Buenas
noches
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