Afortunadamente.
En
primer lugar, porque ello demuestra que, además de ser una persona extremadamente
lúcida, es una persona sensible cuya pituitaria está cada día más irritada por
el espeso hedor que exhala “la actualidad”
Y,
en segundo lugar, porque media docena de líneas suyas valen más que media
docena de ensayos (u homilías como ésta) para explicar la cruda realidad y
poner voz a nuestra indignación.
Sin
miramientos y sin eufemismos,
Y
no se preocupe usted por “las buenas maneras”
Ante
determinados comportamientos, huelgan.
Saludos.
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