En eso creo que todos podemos estar de acuerdo
Otra cuestión es el cómo y el cuándo.
Repesco este artículo de Federico Mayor Zaragoza
publicado hoy mismo en uno de los periódicos conservadores serios de tirada nacional que van
quedando en este país (EL País). En “provincias” imagino
que habrá bastantes más.
(¡Ojo!; que el artículo es largo y algo confuso,
aunque vale la pena)
Y tras leerlo, me alegro de coincidir en su
afirmación de que “el sistema ya no nos representa” y “está en sus últimos
estertores” (lamentablemente algunas agonías pueden ser muy prolongadas) y
también en que el rebaño (nosotros) nos estamos comportando efectivamente como
un rebaño de borregos, más atentos a las medallas de Londres o el comienzo de
la Liga, que a las dentelladas que ese sistema nos propina, en nuestro
bolsillo, en nuestros derechos (conquistados por nuestros mayores), en nuestro futuro
y, lo peor de todo, en nuestras conciencias.
Porque posiblemente lo más grave no sea nuestra miopía,
ni nuestra pereza, ni siquiera nuestra insolidaridad.
Posiblemente los más grave sea nuestro derrotismo. El
volver “al campo” con la conciencia de que ya hemos perdido el partido.
Hasta ahí de acuerdo.
Y también en la apreciación de que en el momento
actual se dan tres condiciones objetivas que antes nunca habían coincidido a
escala planetaria:
La conciencia global del desastre. (antes no había
televisión, ni internet)
La implicación de las mujeres. (hasta ayer estaban con
“la pata quebrada y en casa”)
Y, finalmente la “posibilidad de participación no
presencial” (este texto, para bien o para mal, es una buena muestra).
Sin embargo, a partir de ahí, y sin quitar merito a
la oportunidad que suponen Hollande y Obama (¡menudos revolucionarios!), el
camino lo veo bastante más confuso y menos claro.
Dudo mucho que la “primera ‘invención’ deba ser
liderada por los Estados Unidos con el apoyo de todos los países del mundo”.
Ni sé a qué se refiere, ni con qué autoridad moral
puede EEUU en estos momentos liderar nada que no resulte sospechoso.
Más bien, los ciudadanos de algunos países del mundo
(cuantos más mejor) tendrán que ir forzando, a puntapiés, a sus propios
gobiernos.
En primer lugar para impedirles seguir poniendo al poder
del Estado de rodillas ante el poder del Dinero.
Y, a continuación, o a la vez, ir definiendo los
mecanismos de sustitución del “mercado” por algo que sea capaz de prestar sus
servicios atendiendo primordialmente al “bien común”.
Esa pelea dudo mucho que “represente la
superación conceptual y práctica del capitalismo y el comunismo”; porque la
esencia del asunto (llamémosle como le llamemos) es: si ponemos por delante al
individuo, o a la colectividad.
En resumen; si optamos por ser “tiburones” o “abejas”.
Tengo que confesar que, en estos días, desearía ser
tiburón para comerme los higadillos de más de uno.
Pero el sentido común me dice que tengo menos que
perder (y mucho más que ganar) comportándome como una “abeja”.
Y esta monserga pretende ser la aportación de mi
grano de polen del día.
Saludos.
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