Aborda
un hecho que, abstraídos como estamos, mirando nuestro propio ombligo, pasa
totalmente desapercibido pese a su gravedad y la terrible miseria, económica, social,
y política que ha provocado, y provoca, en poblaciones enteras de los países que
por una u otra razón, se interponen en el camino de la avaricia y el afán de
dominación de los países más poderosos y, a estas fechas, fundamentalmente, de
los Estados Unidos de América que ha logrado finalmente erigirse en el “amo del
universo”.
Y,
lo que es más grave, actuando con la, ya indisimulada, complicidad de la ONU que,
aunque hace ya mucho tiempo que dejó de ser una organismo con autoridad moral,
en estos tiempos se está convirtiendo en un juez venal que no sólo no impide o
censura los desmanes de los poderosos sino que los justifica, ampara y facilita.
Malos
tiempos, desde hace mucho tiempo.
Sobre todo para algunos.
Saludos.
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