En
primer lugar quiero dejar constancia, una vez más, de que opinar sobre asuntos
ajenos es muy fácil, demasiado fácil.
Y, sin
embargo, esto es lo que voy a hacer, con todas las cautelas.
En
segundo lugar, también quiero dejar
constancia de que, aunque los asuntos de Grecia afectan fundamentalmente
a “los griegos”, me siento con un “cierto derecho” y una “total obligación”
de implicarme en el debate.
Y
ello por dos razones, la más prosaica y mezquina
es porque “cuando las barbas de tui vecino veas pelar, . . .” (y ellos
son nuestros vecinos) y la segunda, mucho más noble y solidaria, porque
quiero que se sepa hasta qué punto me preocupa y me indigna, la extorsión a que
les tienen sometidos.
Por
estas dos razones, con el debido respeto a
las decisiones que sólo ellos pueden tomar, me permito decir que “si yo
fuera griego” exigiría a mi Primer Ministro D. Georgios Andreas Papandreu
(persona a quien respeto profundamente) que se plantara ante sus “socios”
europeos y les dijera lo siguiente:
Que, mi gobierno se niega a realizar ningún nuevo recorte de derechos
sociales sin la previa consulta de un referéndum (son decisiones cuyas consecuencias exceden,
con mucho, el mandato de las urnas).
Que, mi gobierno, aunque le pese, piensa pagar la deuda pública emitida
hasta el presente (pese a sus condiciones
usurarias), como muestra de respeto a los compromisos asumidos.
Que, dado que estamos en la “unión europea” y ésta nos limita la toma de decisiones económicas,
exigimos que la nueva deuda que habremos de emitir para pagar nuestros
compromisos, se nos acepte con el mismo tipo de interés que los “bonos alemanes”.
Que, si no se nos compra la nueva deuda en esas condiciones no habrá un solo pago más de las deudas anteriormente contraídas.
Que, si, por ello, nuestros “socios”
europeos, deciden expulsarnos, Grecia, se desvinculará de todos los compromisos
económicos anteriormente suscritos y actuará únicamente en función de lo
que considere es el interés general de sus propios ciudadanos.
Que, en cualquier caso, continuaremos intentando sanear nuestra economía a
base de controlar el fraude (social y fiscal) y repartir la carga de dicho saneamiento de un modo más
equilibrado y socialmente mas justo.
Y a continuación, convocatoria de referéndum y mandar engrasar las
impresoras de la Fabrica Nacional (griega) de Moneda y Timbre, por si vienen mal
dadas.
Evidentemente, si se “rompe la baraja” los griegos las van a pasar mal,
pero si siguen jugando con esas reglas las van a pasar peor y unos años de
dieta a base de yogur griego, aceitunas y queso feta, terminarán resultando “cardiosaludables”.
Ahí están los ejemplos de Argentina y mucho más cercano (aunque, al igual
que el accidente de la central de Fukushima, pareciera que nunca “ocurrió”) el
de Islandia.
Imagino que los islandeses, ni están pasando hambre, ni se han suicidado
todos y, por lo que sé, ni han pagado, ni tienen intención de pagar las deudas
(de los bancos)
Como colofón, para pervertidos que hayan sido capaces de leer hasta aquí,
recomiendo un artículo de Paul Krugman publicado ayer en la prensa económica.
Aunque no es demasiado corto, es bastante clarificador y su nivel de
comprensión lo sitúa en el nivel de “la economía al alcance de los más lerdos” (hasta yo mismo he sido capaz de enterarme) y,
a muchos, quizá les abra un poco los ojos.
Saludos.
1 comentario:
El gobierno griego quiso salir de la comisión económica europea, y Alemania y Francia lo aceptaron... a cambio de un par de islas griegas
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