14/4/11

¡Viva la República!


Hoy vuelve a ser 14 de abril y, como de costumbre, vuelvo a decir ¡Viva la República! 

Y no es que yo sea especialmente antimonárquico. 

La monarquía, ni me va, ni me viene.

Y su existencia me traería al fresco, si no fuera porque, a la fuerza, me obligan a sentirme representado por una institución y unas personas a quienes, yo personalmente (y pienso que otros muchos), no les he otorgado, ni les otorgaré nunca (creo), ese derecho.

Más aún, me parece inadmisible que dicho “derecho de representación” del pueblo español sea “propiedad” de una familia que lo transmite, por vía venérea, de padres a hijos, junto con, digamos, las acciones del banco Santander, la cubertería de plata de la tatarabuela María Cristina y el reloj de oro del abuelo Alfonso.

Un poco de seriedad, por favor, que están hablando de la representación del Estado, que es un invento integrado por más de cuarenta y cinco millones de ciudadanos de los que más de la mitad somos mayores de edad (en algunos casos, como es el mío, incluso demasiado mayores, para mi gusto).

Por eso, porque quiero que, más pronto que tarde, se enmiende este desafuero, vuelvo a insistir, un año más:
¡Viva la República!

Afortunadamente, estoy convencido, está más cerca de lo que algunos quisieran.

Todo el que me conoce está harto de mi cantilena, pero pienso seguir insistiendo.

Es más, si por mi fuera, no votaría a ningún partido que no haga pública fe de su vocación “republicana” y su voluntad de solicitar un referéndum para dilucidar qué es lo que quiere la mayoría.

Yo por mi parte aceptaré el resultado.

Exactamente igual que acepté en su día la presidencia de Gobierno del Sr. Aznar de quien, por cierto, no tengo una opinión excesivamente favorable.   

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