Uno
de mis hijos me ha remitido un artículo de Beatriz Gimeno que yo había pasado
por alto sin leer.
Debo decir que tengo un gran respeto por las opiniones de Beatriz Gimeno y
habitualmente coincido con ellas porque, aparte de sensatas y honestas, tienen
la virtud de expresar las cosas sin estridencias ni insultos, pero con una nitidez
ideológica que aleja cualquier sospecha de conformismo, pasteleo, o medias tintas.
Lo
mismo podría decir de otras colegas suyas (mujeres, en general) pero ahora no
viene al caso.
Mi
interés en recomendar la lectura de este artículo viene del hecho de que una
persona tan “radical” (en el sentido noble de la palabra) como es Beatriz
Gimeno, esté abogando por una vuelta a recomponer "un pasado" (ya un tanto lejano
incluso para los más carrozas como un servidor) como medio para poder volver a
iniciar un camino que, en esta ocasión nos lleve algo más lejos.
Coincido
con todo lo que dice, aunque a mi juicio podría haberse ahorrado parte de las
explicaciones relativas a la irrelevancia del “marrulleo” interno del PSOE que,
de tanto recocerse en su propia salsa (rancia), va terminar por “agarrarse” al
fondo de la cazuela y, a lo peor, no sólo estropea el “guiso” (incomestible ya a
estas alturas) sino que con un poco de mala (O quizá, buena) suerte obligará a
tirar “el recipiente”.
Y
también, sobre ese mismo asunto, discrepo en que quienes han votado a esos mismos
perros con distinto collar sean las bases del PSOE.
Confío
en que esas bases son bastante más de izquierda que sus dirigentes y que ese
casi 70% de militantes que al parecer votaron no sean sino el equivalente (pseudosocialista) a las
“beatas” católicas que pasan el día trasteando por iglesias y sacristías y haciendo reverencias a las sotanas.
Y
para apuntalar mi opinión traigo a colación un artículo de Daña Beatriz Talegón
que pretende llegar al mismo punto partiendo del polo opuesto
“Cómo
veo PODEMOS y cómo podríamos entre todos 'echar' al Partido Popular” (Beatriz Talegón, Elplural.com, 8-VIII-2014)
El problema de la Sra. Talegón y quienes como ella piensan es que, hoy por hoy, no tienen partido en el que militar (Ni, a lo que parece, van a tenerlo en un futuro próximo).
El problema de la Sra. Talegón y quienes como ella piensan es que, hoy por hoy, no tienen partido en el que militar (Ni, a lo que parece, van a tenerlo en un futuro próximo).
A
algunos les parecerá poco (y castrante) reivindicar la vuelta a las pactos
sociales de los años 50; Pero tras la destrucción provocada por los últimos 40
años de neoliberalismo (sin bozal) a mí me parece un paso imprescindible, tanto
para poder afianzar los pies para tomar impulso, como también para frenar el
actual proceso de destrucción y dar algo de aire (e ilusión) a quienes peor lo están
pasando.
Después,
digo la de siempre:
“A
mi ya no me basta con que mi marido ya no pegue. ¡Quiero el divorcio! (del
sistema)
Y
eso es a lo que aspiro y por lo que
trabajaré.
En estos momentos en los que el Presidente de Gobierno y sus asesores están preparando un auténtico “Golpe de estado legislativo-electoral” que aprobarán legalmente con su mayoría absoluta, tenemos que saber de dónde partimos, de qué hablamos y cuáles son las prioridades.
Y la mejor manera de evitar dicho "golpe de estado" es advertir al golpista (Sr. Rajoy) que, si lo perpetra, lo perderá.
Y si finalmente lo perpetra, un frente amplio de fuerzas democráticas ciudadanas puede perfectamente ponerle fuera de juego en casi todo el país. (No hay que amenazar "en balde")
En estos momentos en los que el Presidente de Gobierno y sus asesores están preparando un auténtico “Golpe de estado legislativo-electoral” que aprobarán legalmente con su mayoría absoluta, tenemos que saber de dónde partimos, de qué hablamos y cuáles son las prioridades.
Y la mejor manera de evitar dicho "golpe de estado" es advertir al golpista (Sr. Rajoy) que, si lo perpetra, lo perderá.
Y si finalmente lo perpetra, un frente amplio de fuerzas democráticas ciudadanas puede perfectamente ponerle fuera de juego en casi todo el país. (No hay que amenazar "en balde")
Si
algún infeliz llegó a leer hasta aquí, le pido perdón, por el tostón
Saludos.
¡Ah!
y quien disponga de humor, una cerveza y 94 minutos de sosiego, hará bien en
emplearlos en ver la película (documental más bien) de Ken Loach.
Porque,
además de disfrutar y quizá rememorar, es muy posible que se entere de muchas
cosas que ignoraba (y le sorprenderán)
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