A
veces me sorprendo de la cantidad de gente (de mi entorno) que, siendo tan
diletantes y catacaldos como yo, y disponiendo de tiempo y medios para
ello, desconoce la existencia de publicaciones cuya lectura, aunque nada hay “imprescindible”
resulta muy recomendable.
Este
es el caso de la revista satírica Mongolia
que para mí es un verdadero oasis en el que refrescar mis prejuicios,
relativizar mis desventuras, poner los pies en el suelo y, también muy
importante, recargar (racionalmente) mi optimismo. (Eso además de reírme mucho).
Viene
esto al caso del último “edictorial” publicado en el que, aunque no soy
aficionado al fútbol, he podido seguir y entender el actual partido (político)
que en estos momentos se está jugando. (espero que la segunda parte nos sea más
favorable)
Sin
su permiso (de los mongolos), reproduzco aquí dicho “edictorial” que, una vez
más, me hace pensar que los cuatro duros que pagué por la suscripción
estuvieron muy bien empleados.
Saludos.
2 comentarios:
LLego aquí por el comentario en eldiario.es, gracias por el apunte, el símil futbolístico es muy bueno. Ya comentó Pablo Iglesias tras las pasadas elecciones europeas que era el tiempo de bajar la pelota y utilizar la cabeza, y Cayo Lara hace poco en un artículo establecía la comparación con una partida de ajedrez en la que la monarquía había hecho un movimiento de enroque. Sí, de estrategias va la situación porque nos jugamos mucho, y estoy de acuerdo contigo, el partido va para largo y no hay que desesperar: Aunque el nuevo fichaje del bipartidismo monárquico venga con el aura de estrella preparada, la afición de la izquierda sabe que la entrenada táctica de ésta es muy buena...Hay que buscar el penalti (Lanzamiento sin barrera, desde una distancia prefijada, con la oportunidad de obtener un gol directo y con la única oposición del guardameta). Un saludo!!
Malaika:
Yo, más que buscar ocasión de dar un "pelotazo" (demasiados hemos vivido en estos años), me centraría en "jugar bien".
Y no seamos ingenuos; este muchacho, si no es tonto (y no lo aparenta), puede concitar muchas mas simpatías que su "difunto" padre, incluso entre quienes tenemos claro que la monarquía es una antigualla que más vale meter en un museo.
No se si te has percadado de la noticia, pero el hecho de que en su "coronación" no intervenga ningún cura ni obispo (se supone que el poder de los reyes viene de dios) es un indicio de que parecen tener los pies en el suelo y no quieren tocar demasiado las narices con el asunto confesional.
Supongo que, a estas horas, D. Antonio María Rouco andará al borde de la apoplejía.
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