Aun
no se han enfriado los restos de los autobuses regalados (irresponsablemente)
al Centro de Transfusión de Cruz Roja Madrid, y sus nuevos “amos” ya los están
ultrajando con “sugerentes ofertas” gastronómicas “en el bar de la esquina”.
No
hace una semana que les entregaron los autobuses y ya ha metido sus hocicos algún experto en marketing
(ojalá se trate sólo de “eso”) que ha descubierto que, además de “externalizar”
la entrega del refrigerio (bocadillo y bebida) que obligatoriamente ha de
entregarse y hacerse consumir a los donantes inmediatamente después de cada
extracción, pueden hacer “publicidad comercial” a costa de la solidaridad de
los ciudadanos.
Esta
“externalización” (subcontratación de la subcontratación) es perversa por
varias razones:
1ª Banaliza
la intimidad de un acto tan personal como es la donación de sangre al propiciar, por un lado la entrada del
mundo de la publicidad en lo que simplemente es una medida de seguridad para la
salud del donante (controlar sus constantes y alimentarle tras la extracción) y
por otro, exponerle a la pública exhibición de su condición de donante frente a
terceros (camareros) que no forman parte del personal sanitario sujeto al
secreto profesional.
2º Trivializa
el acto pretendiendo incentivar la donación mediante la promesa de “una de sus
deliciosas especialidades”. Yo me sentiría ofendido si alguien piensa que puede
comprar mi donación con un “burrito”, o una hamburguesa.
3º Abre
el camino a la tentación de introducir “recortes” a la hora de “negociar” el
precio del refrigerio. (El pretexto lógicamente será la “sostenibilidad
económica”).
4º Abre
la puerta a que “el cliente” (ya no será un donante) pueda elegir la “especialidad
que más le guste”, que no tiene por qué ser necesariamente lo que mejor
conviene a su organismo.
Y
todo esto, con ser grave, no es lo peor.
Porque,
por lo que a mí me han informado, la razón de ofrecer ese refrigerio,
consistente en un bocadillo y una bebida y hacerlo consumir necesariamente en
el propio autobús (o centro de extracción) es una medida de seguridad que, por
un lado garantiza la reposición de parte del líquido extraído al organismo y la aportación de nutrientes de fácil
asimilación (hidratos de carbono) y, por otro, crea una ventana temporal de
seguridad, bajo vigilancia del personal sanitario ante una posible (y no tan
impensable) bajada de tensión que pudiera provocar un desmayo, o una caída en
plena calle.
Todo
esto se tira por la borda en aras de “agilizar el negocio”.
¡Vergüenza
debiera darles!.
Afortunadamente
parece que, desde el primer día, ya hay ciudadanos decididos a avisar a los
incautos donantes de que la donación realizada en los autobuses del Centro de
Transfusión de Cruz Roja Madrid forma parte de un “negociejo” (multimillonario)
que el impresentable (y ya dimitido) anterior Consejero de Sanidad D. Javier.
Fernández-Lasquetty le regaló al no menos impresentable (y hoy acusado de
irregularidades) Presidente de Cruz Roja Madrid D. Jesús Mora (afortunadamente, también cesado a
estas alturas).
Cada
cual es muy dueño de hacer lo que guste; Pero está en mi ánimo seguir
denunciando esta nueva “pendejada” de nuestro gobierno regional, a la vez que
hacer campaña para que se incrementen la donaciones (en los centros sanitarios
públicos)
Saludos.
SÍ, . . . se puede
No hay comentarios:
Publicar un comentario