Se
podrá discrepar (como es mi caso) de alguna de sus opiniones; pero lo cierto
es que da envidia ver cómo se expresa, cómo analiza y con qué serenidad,
claridad y precisión llama a las cosas por su nombre.
Y
todo ello sin ofender a nadie, aunque poniendo, implícitamente, a caer de un
burro a muchos (a diestra y siniestra) por su comportamiento y falta de
honestidad política.
No
sé si se me nota demasiado mi afición por este hombre que en su día fue secretario general del PCE, coordinador de Izquierda Unida, diputado en cortes
y, finalmente, se ha jubilado como simple “maestro de escuela, que era su primitivo oficio,
renunciando a las prebendas de su jubilación como diputado.
Ahí
queda.
Envidia
me da.
Tanto
por su aspecto físico como, sobre todo, por su lucidez y serenidad de juicio.
En
lo único que discrepo (en parte) de todo lo que dice es en la irrelevancia del
Parlamento Europeo.
Actualmente
es algo peor que irrelevante (es cómplice); pero si lo hacemos nuestro, aunque
sólo sea en parte, empezará a ser “otra cosa”
Y,
¡Ojo!,: tiene mucho más poder del que despectivamente le suponemos.
De
hecho, sin su complicidad, el BCE no tendría las manos tan largas, ni unos
estatutos tan impresentables.
Saludos.
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