Es decir: Nuestros hijos.
Reconozco
que, quizá, mi percepción del asunto pudiera estar sesgada por tener la fortuna
de que la mayor parte de los “chavales” (para mí lo son todos aquellos que aún
no han cumplido los 40 años) que me resultan cercanos, incluidos mis propios
hijos, han resultado ser (pese a sus peculiaridades, afortunadamente) gente
bastante decente, solvente, organizada y trabajadora.
Y,
más aún, para mi perplejidad, compaginan (no sé muy bien cómo) algunos resabios
de extrema juventud (o incluso adolescencia) con un interés por “lo civil” y
una capacidad de observación y crítica constructiva dignas de respeto.
Eso
en cuanto a muchos de “los chavales” que conozco.
Pero
es que hay otros ante los que, además, hay que quitarse el sombrero.
Y
este es, a mi juicio, el caso del perroflauta, economista y diputado por Málaga
D. Alberto Garzón Espinosa quien, a la tierna edad de 28 años (y, como le
escuché en una ocasión al cantaor Chano Lobato, “no le quito ni media hora”),
es capaz de ofrecer un razonamiento y una visión de “lo que ocurre” tan sensata,
realista y, a la vez, tan ambiciosa y bien explicada que me reconcilia con este
siglo malparido bajo los auspicios” de unos políticos, intelectuales y
supuestos economistas, que en unos casos llevan un trabuco en sus manos y en
otros no pasan de ser unos “estómagos agradecidos” de la nutrida y muy
acreditada escuela de pensamiento (y expresión)“la voz de su amo” (vulgo “expertos”,
en lo que se tercie).
Conviene
ir renovando el fondo de armario ideológico, porque lo cierto es que el traje
socioeconómico actual, no es ya que se nos quede pequeño, sino que debido a la
mala calidad del tejido, y al maltrato y abuso al que (con nuestro beneplácito y
colaboración) le han sometido, está definitivamente, además de sucio de corrupción,
hecho unos zorros.
Y
así andamos desde hace ya bastante tiempo y cada día más “con el culo al aire”
(o “con el pañal levantado” como educadamente afirmó un arquitecto riojano, allá
por el año 1973).
Efectivamente,
coincido con el Sr. Garzón en que no se trata de remendar este malencarado,
renqueante y depredador sistema económico que tenemos.
Se
trata de “construir un sistema económico, justo, equitativo que no sea
despilfarrador de recursos naturales”
Aunque
la entrevista es extensa, a mi juicio, no tiene desperdicio.
Tanto
por lo que analiza, como por lo que propone.
Ahí
queda
Saludos.
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