Vuelvo
a sentir la satisfacción de leer un artículo de Luis García Montero, que no
sólo es que pone voz a mi pena; sino que me limpia de la inmundicia que en los últimos
tiempos está cayendo sobre la cabeza de una ciudadanía que, aunque culpable por
falta de coraje y nervio moral, no merece (merecemos) tanta abyección como la
que estamos contemplando.
Me
satisface aún más porque me quedaba la duda de si, a raíz de sus veleidosos (y
en mi opinión desacertados) coqueteos fotográficos electorales con el Sr.
Madrazo en Euzkadi (acompañado por ese entrañable zascandil de la izquierda que
es el diputado Llamazares), no me estaría comportando injustamente en mi
apreciación por sus textos posteriores.
Hoy
me inclino sin reserva ante su pluma y, sobre todo, ante la lucidez y la
honestidad que vierte en este artículo
cuya lectura, como digo, me sacude parte de la mugre y calma parte del escozor
que me causa el ser ciudadano de un país de borregos que no tenemos agallas de echar
a estos (y a otros) mangantes a escobazos.
Y,
gracias, Salvador. Si no llega a ser por ti, se me hubiera pasado leerlo.
Saludos.
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