Una
vez conocidos los resultados electorales en Italia, mi impresión es que se ha
abierto una grieta en el sólido sistema de una democracia supuestamente representativa
que, a base de amañar sistemáticamente las reglas de juego, ha sobrepasado, o
está a punto de sobrepasar, lo que en resistencia de materiales se denomina “límite
elástico” que más o menos es "la tensión máxima que un material (en este caso
un sistema político) puede soportar sin sufrir deformaciones de carácter
permanente”
O
sea que, en mi opinión (aclaro que mi desconocimiento de la política italiana
es amplio y a la vez profundo), el sistema puede haberse quebrado.
O, tal vez, tan sólo se haya “doblado”.
O, tal vez, tan sólo se haya “doblado”.
Para
nosotros los españoles y para algunos otros países de nuestro entorno, este
escenario tiene la notable ventaja el poder contemplar el resultado del
experimento que tendrá lugar en la casa del vecino y sin apenas riesgo de destrozar
nuestra propia “vajilla”.
Salvando
las distancias (que las habrá y muy notables) es como si, aquí, el movimiento
15-M -“no nos representan“- se hubiera alzado con la capacidad de permitir o
impedir la formación o el funcionamiento de un gobierno y tuviera que elegir
entre apoyar a una mini-mayoría de algo parecido a una coalición de izquierdas
(sin predominancia del PSOE) o forzar un minoritario inestable -y prácticamente inviable-
gobierno de la derecha (de Gürtel, Bárcenas y compañía) aliada con los
nacionalistas.
La
solución: . . . ., “mañana”
A
un servidor que, en el fondo, es un animal perezoso y previsible (como D.
Mariano, pero sin capacidad de hacer daño), le gustaría que il signore Beppe
Grillo se decantara por apoyar al signore Pier Luigi Bersani en todas aquellas
propuestas que significaran romper con las ataduras de “los mercados”, el BCE,
la Troika, el FMI, las falsas políticas de “austeridad” (que regalan dinero a
manos llenas al sistema financiero y las grandes empresas) y el saqueo del
patrimonio público.
Si
hiciera eso, la “izquierda” tendría una ocasión excelente para demostrar si, de
verdad, está dispuesta a hacer una política “de Izquierdas”.
Y
si, en ese intento, “el sistema” se lo impidiera con malas artes, estoy
convencido de que, en las siguientes elecciones, los italianos tendrían las
cosas bastante más claras.
Pero
bueno: esto son “cosas mías” que, como ya he advertido, no sé muy bien de que
va “la vaina”.
Saludos.
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