Andamos
todos lamentándonos e indignándonos ante el sistemático y continuo saqueo de
derechos y dineros a que nos vienen sometiendo con el pretexto de la crisis
económica.
Crisis
que, en puridad, no es tal; Sino casi exclusivamente una crisis financiera
provocada por el sistema bancario mundial que permitió y embarcó a particulares
y, sobre todo a las grandes empresas, a endeudarse por encima de sus
posibilidades.
Entretanto,
mientras los ciudadanos pagamos en nuestras costillas las alegrías de los
bancos que hasta ayer repartían dividendos (y obscenos sueldos) a mansalva y
hoy están técnicamente “quebrados”, el daño de tanta rapiña va destrozando el
patrimonio público que, con el esfuerzo y los impuestos de (casi) todos, fuimos
consolidando a lo largo de los últimos 70 años.
Desde
hace mucho tiempo me preocupa muchísimo el futuro de nuestra Seguridad Social;
Y ello por varias razones de las cuales, para no aburrir al personal, voy a
centrarme en tan sólo dos:
La
primera: es que, en mi opinión (y costará apearme de ella), la Seguridad Social
es, desde hace muchos años, la espina dorsal de la convivencia de este país,
además del mayor y mejor mecanismo de redistribución de la riqueza y garantía
de una cierta igualdad de derechos para todos los ciudadanos.
Además
de eso, la Seguridad Social es un gigante económico que maneja (con notable
eficacia y ausencia de clientelismo y corrupción) el equivalente a casi el 12% del PIB Nacional.
Y
hasta hoy no sólo se encuentra perfectamente capitalizada, sino que dispone de
una importante reserva de dinero (de todos) conseguida a base de cotizaciones y
buena administración de sus recursos .
La
segunda: es que debido a ello (su tamaño y su riqueza), está en el punto de mira
de la “iniciativa Privada” que considera poco menos que escandaloso que
semejante cantidad de dinero y servicios se gestionen directamente por nuestros
funcionarios sin darles opción a meter la cuchara de las “comisiones”, las
“concesiones” y la “administración” de la que, sin duda, es la mayor y más
importante empresa de este país.
Pues
bien, ante la avalancha de desinformaciones que se nos avecinan intentando
convencernos de la insostenibilidad del sistema (de Pensiones y Sanitario),
recomiendo a quien no quiera limitarse a repetir las “consignas” que los medios
de comunicación (financiados por la publicidad de las grandes empresas) y unos
supuestos expertos (a pesebre de la banca y las grandes aseguradoras), nos irán impaartiendo, que se
documente solventemente antes de engullir las ruedas de molino que nos van
dispensando día tras día.
Ya que, para hacer más creíble la mentira, mezclarán datos ciertos con otros
falsos. Ocultando en todo caso las verdaderas intenciones y los intereses de
quienes las divulgan.
Intereses que no son otros que la privatización de Seguridad
Social, con el (falso) pretexto de su insostenibilidad.
Valga
como ejemplo de una de esas verdades a medias el artículo de D. Carlos Sánchez
en el Confidencial.
Es
un buen ejemplo de cómo, a partir de un dato cierto (la caída de la afiliación),
se aprovecha la ocasión para remachar en la “doctrina oficial” (de los bancos,
aseguradoras y empresas privadas) que afirma que la Seguridad Social va a
quebrar en cualquier momento (llevan repitiéndolo más o menos 30 años) y que no
es posible sostenerla por debajo del ratio de 2 a 1 entre cotizantes y
beneficiarios.
Ambas
cosas son inciertas y, para quien quiera documentarse mínimamente me limito a
recordar que, desde hace ya muchos años, la Seguridad Social no sólo se ha
financiado con su propia recaudación, sino que, incluso “regalando” parte de
sus superávits al Estado, ha logrado acumular un abultado excedente (hucha de las
pensiones).
Y
sólo en las actuales y excepcionales condiciones de desempleo y pérdida de afiliación
anda algo escasa para cubrir sus compromisos sin la colaboración del Estado vía
impuestos, como suele ser habitual en muchos países.
Para
más y más clara información recomiendo el libro:
¿Están en
peligro las pensiones públicas? Las preguntas que todos nos hacemos.
Las respuestas que siempre nos ocultan”
(Vicenç
Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, ATTAC 2010).
Y, también, otro algo anterior pero absolutamente vigente y, en mi opinión, “muy recomendable” para saber de qué se habla y no andar por ahí disparando “a bulto”
“El
subdesarrollo social de España. Causas y Consecuencias” (Vicenç
Navarro. ANAGRAMA 2006)
Saludos.
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