Hago
esta afirmación cuando ya ha empezado el recuento de votos de las elecciones
catalanas y aún no se sabe el resultado final.
Sin
embargo sabemos que la participación ciudadana ha sido muy alta.
Esa
es para mí la mejor de las noticias (que los ciudadanos “se mojen”).
Ahora,
sean cuales sean los resultados, y sobre todo si, como parece, la cuestión del
independentismo queda en “tablas”, es el momento de obrar con sentido común y
apostar por la celebración de un referéndum en el que los catalanes puedan
expresar su opinión (la que sea).
Esa
es mi opción.
En
varias ocasiones he manifestado mi escaso apego a los nacionalismos, empezando
por el Español y, además, también he expresado mi deseo de que el pueblo de
Cataluña se quede (por voluntad propia) dentro del Estado Español.
Porque
son buena gente, porque son nuestros vecinos y porque juntos podremos
enfrentarnos mejor a la perversión de la escala de valores que los
impresentables gobernantes del momento están propiciando a beneficio de
intereses contrarios a los de la ciudadanía.
Por
eso quiero que, sin presiones de ningún tipo, sin agravios y con el horizonte
de cambiar hasta donde sea preciso el actual entramado constitucional
(liquidando la monarquía de paso, si se puede), los catalanes (ellos solos, y
los vascos por su lado) puedan decidir que hacen con su cuerpo.
Si
somos capaces de llegar hasta ahí, entonces, de verdad, ganaremos todos.
Saludos.
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